Música: My Foolish Heart, de Keith Jarret
Felices bodas de plata
A 25 años de la primera edición de sus standards, el trío del genial pianista estadounidense acaba de sacar un excepcional álbum doble.
Por: Federico Monjeau
El sello ECM acaba de lanzar un nuevo álbum doble del trío que Keith Jarrett forma con el contrabajista Gary Peacock y el baterista Jack DeJohnette. El material no es nuevo. Se trata de la grabación en vivo de un Festival de Montreux en 2001. "Esta es la grabación de un concierto del trío que más retuve hasta encontrar el momento adecuado para presentarla -asegura Jarrett en el cuadernillo del disco-. Muestra al trío en su momento más optimista, melódico y dinámico. Si el jazz es swing, energía y éxtasis personal para el intérprete y el oyente, no puedo pensar en otro concierto en vivo del trío que exprese estas cualidades de modo tan abarcador".
Tal vez Jarrett lo retuvo para celebrar las bodas de plata del trío, que en 1983 empezó con su serie de standards abriendo un capítulo fundamental del jazz moderno. Sea como fuese, el disco es excepcional. Y aunque uno no pueda decir honestamente que este sea mejor que cualquier otro de una serie tan perfecta, es cierto que su extraordinaria vitalidad se contagia ya desde las primeras notas de Four, el tema de Miles Davis que abre el primer disco con una temperatura que uno podría esperar sólo después de treinta o cuarenta compases.
Los dos discos suman 13 temas del gran repertorio del jazz, incluidos dos de Fats Waller (Ain't Misbehavin' y Honeysuckle Rose) que son tocados en el más puro estilo ragtime (algo similar ocurre con You Took Advantage Of Me, el clásico de Hart y Rodgers), algo que es inédito en la historia de este trío y que da una medida de cierto tono humorístico y descontraído general.
Hay también una nueva versión de My Song Is You, la canción de Hammerstein y Kern que el trío ya había grabado en 1986, en uno de los picos de su invención temática e instrumental: la introducción era un demorado e impresionante caleidoscopio rítmico sobre las dos primeras notas del tema. En esta nueva versión la entrada es más franca y más directa.
Tal vez haya ahora menos situaciones de laboratorio instrumental, pero los enfoques no necesariamente son lineales. La versión de My Foolish Heart -la balada de Washington y Young que da nombre al álbum entero- es antológica. Es extraordinario como Jarrett, primero en una desarrollada introducción en piano solo y luego en trío, roza los bordes del tema, entrando y saliendo como la aguja de un bordado. A pesar de que la melodía no es enunciada en forma lineal prácticamente hasta el final, tal vez el núcleo armónico y melódico de esa balada nunca se haya mostrado de forma tan esplendorosa, como si una forma completa se encerrase en dos acordes.
Difícilmente haya hoy en el jazz otro pianista-filósofo capaz de ofrecernos revelaciones tan felices como esas.
Tal vez Jarrett lo retuvo para celebrar las bodas de plata del trío, que en 1983 empezó con su serie de standards abriendo un capítulo fundamental del jazz moderno. Sea como fuese, el disco es excepcional. Y aunque uno no pueda decir honestamente que este sea mejor que cualquier otro de una serie tan perfecta, es cierto que su extraordinaria vitalidad se contagia ya desde las primeras notas de Four, el tema de Miles Davis que abre el primer disco con una temperatura que uno podría esperar sólo después de treinta o cuarenta compases.
Los dos discos suman 13 temas del gran repertorio del jazz, incluidos dos de Fats Waller (Ain't Misbehavin' y Honeysuckle Rose) que son tocados en el más puro estilo ragtime (algo similar ocurre con You Took Advantage Of Me, el clásico de Hart y Rodgers), algo que es inédito en la historia de este trío y que da una medida de cierto tono humorístico y descontraído general.
Hay también una nueva versión de My Song Is You, la canción de Hammerstein y Kern que el trío ya había grabado en 1986, en uno de los picos de su invención temática e instrumental: la introducción era un demorado e impresionante caleidoscopio rítmico sobre las dos primeras notas del tema. En esta nueva versión la entrada es más franca y más directa.
Tal vez haya ahora menos situaciones de laboratorio instrumental, pero los enfoques no necesariamente son lineales. La versión de My Foolish Heart -la balada de Washington y Young que da nombre al álbum entero- es antológica. Es extraordinario como Jarrett, primero en una desarrollada introducción en piano solo y luego en trío, roza los bordes del tema, entrando y saliendo como la aguja de un bordado. A pesar de que la melodía no es enunciada en forma lineal prácticamente hasta el final, tal vez el núcleo armónico y melódico de esa balada nunca se haya mostrado de forma tan esplendorosa, como si una forma completa se encerrase en dos acordes.
Difícilmente haya hoy en el jazz otro pianista-filósofo capaz de ofrecernos revelaciones tan felices como esas.
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