Arte: Bienal de Sevilla
Abierta desde el 2 de octubre, la tercera edición de la Bienal de Sevilla (BIACS) tiene como sedes principales el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Palacio de Carlos V de Granada. Una muestra que nace con el objetivo de potenciar la democratización del arte relacionándolo con la ciencia, la tecnología, la arquitectura y el medio ambiente. Eso define a YOUniverse, la bienal que pretende mostrar la cara más global del arte.
Desde que empezaran a proliferar hace unos años, la cuestión de para qué sirve exactamente una Bienal de Arte no ha acabado de quedar resuelta. Extremadamente caras y habitualmente agotadoras, su función como instrumento de proyección internacional de la ciudad que la acoge no suele estar a la altura de lo que sus promotores políticos sueñan. Su rentabilidad social y cultural está aún más discutida. La dinámica de "tirar la casa por la ventana cada dos años" en proyectos que paradójicamente siempre acaban resultando precipitados no produce grandes réditos en vistitantes y raramente satisface a los agentes culturales, exasperados por ver cómo esos recursos no se utilizan de manera más sostenible en el día a día. Así, la mortalidad infantil de la fórmula acaba siendo alta; desaparecidas las de Valencia y la Trienal de Barcelona, Sevilla queda casí como única defensora del modelo en el país. Proyectos similares nacidos más recientemente, como el P.A.C. en Murcia, huyen de la etiqueta como de la peste.
Desde su creación a iniciativa de una fundación privada en 2004 con fuertes apoyos públicos, la estrategia para el éxito de la Bienal de Sevilla parece haber consistido en tirar de talonario y comprar talento, esperando que eso resulte suficiente para satisfacer sus objetivos y resolver sus problemas. La primera edición fue uno de los últimos proyectos comisariados por el legendario Harald Szeemann, y la siguiente se encargó al que fuera responsable de Documenta XI, Okwui Enwezor. Este año se han entregado las riendas al artista, pensador y comisario Peter Weibel, director del ZKM de Karlsruhe, ex-director artístico del festival Ars Electronica, y el nombre más obvio en que pensaría cualquiera que quisiese hacer una Bienal sobre el encuentro entre arte y tecnología.
El éxito artístico y organizativo de las dos previas BIACS es debatible, pero lo que ya no lo es tanto es su recibimiento a nivel local, especialmente entre la comunidad del arte. La incapacidad de la fundación organizadora para entenderse con artistas, colectivos y agentes de la escena sevillana ha sido tan profunda que a estas alturas parece imposible cualquier clase de reconciliación. La inauguración ha venido acompañada una vez más por actos de protesta contra un proyecto que, para sus opositores, ignora el contexto en que tiene lugar, derrocha recursos económicos preciosos y no produce nada que perviva más allá de su clausura. El enfrentamiento está tan enconado que artistas locales que han aceptado participar han sido acusados de colaboracionismo, como si la única postura posible frente a la Bienal fuese estar con ella o en su contra, sin matices.
La organización tampoco ha hecho mucho por cambiar la percepción negativa del evento con errores que muestran que la BIACS no pasará a la historia por su talento para cuidar los detalles: sedes que dejan de serlo diez días antes de la inauguración, artistas que son invitados a participar con sólo dos meses de anticipo o una página Web difícilmente compatible con la declaración de que "el principal objetivo de la Bienal es la participación del público".
En este orden de cosas ¿qué puede decirse de Youniverse, la muestra que a falta de talleres, conferencias o actividades, es el centro absoluto de la Biacs3? El Cultural visitó la exposición en las últimas horas de su montaje, y no ha podido ver las piezas expuestas en Granada, segunda sede de la Bienal. Pero la impresión inicial es similar a las dos ediciones anteriores. Sin ser en absoluto una mala exposición, tampoco es especialmente memorable; tan apresurada y dispersa como llena de momentos disfrutables, con algunos pasajes brillantes, especialmente los que se adentran en los orígenes de los nuevos medios.
A diferencia de las mejores propuestas de Weibel en el ZKM, Youniverse no es una exposición de tesis fuerte. El eje del proyecto es una exploración bastante genérica de las maneras en que la tecnología ha ampliado los horizontes del hombre, desencadenando un proceso de evolución y mutación que le ha permitido reconfigurar y reconstruir su entorno más inmediato. Lo mejor es sin duda el arranque de la exposición, en el que se exploran de qué manera la herencia del op art, el arte cinético, la performance, Fluxus o el construccionismo dan forma a través del lenguaje de la interacción a un arte casi sensual basado en la respuesta inmediata, un arte del feedback.
Weibel defiende que la crítica no es la única posición desde la que se puede entender la experiencia artística, y apuesta sin complejos por este "arte eufórico", construyendo diálogos entre piezas históricas más o menos conocidas (Nan Jun Paik, Bill Viola, la mística Fiat Lux de Yacoov Agam) con líneas de trabajo representativas del medio interactivo hoy, de Christa Sommerer, Golan Levin y Zachary Lieberman a la excepcional Zeus Playing del italiano Antonio Barrese. Otro punto fuerte es la "minibienal de arquitectura" que BIACS contiene, un recorrido por la manera en que la tecnología ha desencadenado un proceso de hibridación entre lo orgánico y lo artificial a la hora de imaginar hoy nuevos espacios. Otras líneas argumentales no funcionan tan bien: la inclusión de refrencias al pasado andalusí es más forzada que efectiva. Sobre todo, quien entienda por el título que los procesos de colaboración, creación y participación colectiva que propician hoy las tecnologías sociales estarán bien representados, se llevará una decepción. Weibel le proporciona munición a sus detractores con proyectos frívolos como el fotomatón FLICK_SE, del que es coautor.
Mención aparte merece The Morning Line, el proyecto más discutido y publicitadode la Bienal. Es tan apabullante que es probable que haya que esperar al final de la Bienal para poder decir con justicia si es un triunfo o un fracaso.
José Luis DE VICENTE
Peter Weibel: "Quiero recuperar la confluencia de culturas de Al-Andalus"
-¿Por qué cree que sigue existiendo una distancia entre el mundo del arte contemporáneo y el del arte y la tecnología? -La razón de esta distancia es la posición de dominio del mercado, de los coleccionistas privados que son incapaces de tratar con la tecnología de hoy. Para entender el arte basado en la tecnología hace falta una mayor competencia, por su complejidad técnica y mental. En estos momentos encontramos un nuevo servilismo en cómo el sistema del arte se aproxima a los oligarcas rusos y a los déspotas arabes por sus tremendas fuentes de dinero. Pero esto también se desplomará, como la economía y el mercado inmobiliario. -Sus textos sobre la Bienal mencionan su interés por reivindicar las revoluciones científicas de Al-Andalus como parte esencial del legado cultural de Andalucía y España. ¿Cómo entiende esta relación entre tecnología, cultura e historia? -Quiero recuperar el espíritu de Al-Andalus, no el choque de civilizaciones, sino la confluencia de culturas. La tecnología tiene la función en esta confluencia de ser transreligiosa, transnacional y transétnica. Este es el espíritu que necesitamos hoy. Mi selección de artistas que utilizan nuevos medios se basa en estos criterios, en el uso democrático de transtecnologías. -Como sabe, la comunidad artística local ha sido muy crítica con la Bienal. Se sienten excluidos del proyecto y creen que es un modelo improductivo y caro. Desde su perspectiva la Bienal son poco más que fuegos artificiales en una ciudad que carece de instituciones culturales sólidas... -En muchos aspectos tiene razón, pero por mi parte he intentado contactar a cuantos fuese posible, desde mis modestas posibilidades. He propuesto a mucho artistas españoles y a algunos de Sevilla. Creo que hay que apoyar a la organización de la Biacs3. Se esfuerzan al máximo.
http://www.elcultural.es/version_papel/ARTE/24046/Bienal_de_Sevilla
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