Literatura: La vigencia de un cuentista delicado (Raymond Carver)
Entrevista a Tess Gallagher
A principios de octubre llegará a las librerías españolas Carver y yo (Bartleby Editores), volumen que reúne cartas, diarios de viaje, reflexiones y fotos del escritor, recopilados por su esposa a modo de homenaje. En este diálogo, Gallagher habla de la escritura y la vida que compartió con el autor
Por Paula Apablaza
El Mercurio/ GDA , 2007
Moon Crossing Bridge (El puente que cruza la Luna), el poemario de Tess Gallagher, viuda de Raymond Carver, se publicó en los Estados Unidos en 1992 y fue traducido por primera vez al castellano en 2006 por Bartleby Editores. El mismo año, la editorial publicó Todos nosotros , libro que reúne la poesía completa del autor, y Sin heroísmos, por favor, recopilación de textos que Carver había publicado en diferentes revistas y periódicos a lo largo de toda su carrera. Ahora se suma a este rescate Carver y yo , que se publicará en España bajo el mismo sello editorial.
Tess Gallagher se ha propuesto publicar además la versión original de De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), libro que Raymond Carver presentó a la editorial Knopf con el nombre de Begginers, pero que terminó editado por Gordon Lish bajo ese título y con una edición rigurosa que nunca dejó conforme a Carver. Gallagher no ha conseguido autorización para publicar este libro en su versión original en los Estados Unidos.
Tanto El puente que cruza la Luna como Carver y yo son homenajes de Tess Gallagher a Carver. En 1988, Carver muere de cáncer al pulmón, dejando atrás diez años de matrimonio, período al que corresponde su producción literaria más fuerte. Fue su "segunda vida", como la llamó él mismo, después de sobrevivir a carencias económicas y a cuatro hospitalizaciones por alcoholismo. "Me estaba matando, simple y llanamente. No exagero".
El 1° de enero de 1979 Carver inició su vida junto a Tess Gallagher, poeta y guionista norteamericana. William Stull y Maureen Caroll enfatizan, en el prólogo de Carver y yo , lo poco que sabríamos del autor si no hubiese vivido esos diez años más. Hasta el momento solo había publicado en una editorial de alto tiraje el volumen de cuentos ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976) y algunos libros de poesía en editoriales prácticamente desconocidas y con muy baja distribución: Near Klamath (1968), Winter Insomnia (1970) y At Night the Salmon Move (1976). Pero sus obras cumbre recién fueron escritas dentro del período en que estuvo con Tess: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? (1981) y Catedral (1983), obras que crecen en profundidad y aflicción lírica. Según los prologuistas, esto se lo debe a la intensa relación con Gallagher y el mismo Carver lo señala en una entrevista: "Hay una mayor plenitud, mayor hondura, gracias al buen ojo y estímulo de Tess... No solo cambiaron las circunstancias personales de mi vida, sino también las externas. Imagino que me volví más esperanzado, más positivo".
Carver y yo es una recopilación de documentos que Tess Gallagher entrega para conocer más en profundidad la obra de Carver. Cartas, diarios de viaje de ambos, entrevistas a Carver, fotografías, entre otros. Está dividido en cuatro partes. La primera, "Excursiones", es el diario del largo viaje que hizo la pareja durante un año por Europa, en 1987, para promocionar los libros del autor: desde Seattle a París, San Quintín, Alemania, Zürich, Roma, Londres, Escocia, Dublín y Belfast, lugares en los que se van encontrando con amigos escritores, editores, libreros, intelectuales y artistas de la época. "Me propuse entonces llevar un diario en el que registrar los nombres de las personas que conociéramos. Ray creo que lo llamaba ´grabadora con tapas . Los diarios se parecen bastante a un álbum, porque guardaba en ellos programas de teatro, recortes de periódicos, postales y fotos polaroid . Alguna vez también dibujé cosas que no podía escribir con palabras", escribe Gallagher. Junto con el diario que lleva Tess, se intercalan, en esta primera parte, notas breves que Carver le dejaba a su mujer en el viaje: "Me encantaría volver a casa. R. C. Hotel des Saints-Pères. Prometo (intentarlo) pasear todos los días, más o menos, con Tess por la playa de Port Angeles. R. C.".
La segunda parte, "Vidas cruzadas", reúne las cartas entre Tess y el cineasta Robert Altman, quien adaptó parte de la obra de Carver en la película Vidas cruzadas (Short Cuts). La tercera, "Conversaciones", son entrevistas realizadas a Tess Gallagger para algunos medios norteamericanos. Y para terminar, "Sin final", un texto donde Gallagher relata cómo ha sido su dedicación a la obra de Carver desde su muerte y la permanente comunicación entre ellos: "Nuestro diálogo, nuestro contacto, no terminará nunca. Mi sombra más azul, esa estrella blanca que me pertenece".
-¿Cómo se planteó el libro Carver y yo? ¿Es un homenaje al marido muerto, al escritor o a la pareja literaria que ustedes conformaron?
- Carver y yo fue escrito para entregar una idea de mi vida con Ray, sobre todo de lo agradable de los viajes que hicimos juntos. También para mostrar qué cosas importantes pasaron después de su muerte, como la publicación de sus poemas y la adaptación de los relatos de Ray en la película Short Cuts . El libro es tanto un homenaje a Ray como un retrato de nuestra vida juntos como escritores.
-¿Cómo era a grandes rasgos el trabajo literario entre ustedes?
-Trabajábamos con la misma fuerza el uno para el otro. Recuerdo con mucha alegría cuando le debía mostrar una historia a Ray o un poema. ...él celebraba realmente mis textos y también trataba de ayudarme a perfeccionarlos. Cuando yo leía el trabajo de Ray, me asombraba e impresionaba mucho. Lo sentía como si fuese a ocurrirme, como si la historia hubiese entrado en mi corriente sanguínea y yo sabía justo lo que ella necesitaba para completarse. A Ray le encantaba cuando yo bosquejaba algo de esas ideas. ...él podía usar todo o parte de ello, o formularlo de nuevo. Nosotros éramos bastante simbióticos, y cuando esto sucedía, era muy positivo para nuestro trabajo en común. Ray siempre quería saber lo que yo pensaba de su trabajo y valoraba que me lo tomara muy en serio. Trabajé muy duro con él hasta el final.
-Usted también señala que Carver fue el motor principal en su propia producción poética. ¿Sigue siéndolo?
-Ray es todavía una de las presencias más importantes en mi vida espiritual. Tengo varios poemas en mi último libro, Dear Ghosts , sobre él o dirigidos a él. Pero el lenguaje de los nuevos poemas no es tan hermético o misterioso como los de El puente que cruza la Luna. Con aquel libro sentí que casi tuve que inventar de nuevo mi modo de estar en el lenguaje. A veces uno solo tiene que arriesgarse y esperar a que la emoción lo lleve de un modo que no había esperado.
-¿Y hasta qué punto su obra poética se puede desvincular de la figura de Carver? Es decir, ¿le pesa mucho ser la "viuda de Carver"?
-Siento que él no es para mí una figura opresiva. Soy, de verdad, más que la viuda de Raymond Carver. Ya han pasado diecinueve años desde su muerte. Mi escritura ha continuado desarrollándose durante este tiempo. Y los tópicos con los que trabajo son diversos: política, espiritualidad; tomo varias culturas, como la japonesa, la irlandesa y la española. Me gusta trabajar con ellas, las que, si bien a veces son "fantasmas" o "espíritus", todavía nos entregan mucho conocimiento y sabiduría.
-¿Qué relación hay entre la muerte de Carver y el lenguaje en su obra?
-En El Puente que cruza la Luna tuve que moverme a una especie de oscuridad espiritual para redescubrir a Ray. Los poemas fueron usados para construir un puente hacia él en su nueva forma. Su desaparición hizo que los poemas alcanzaran una lengua pasada, remota, para descubrirlo. Es verdad que el lenguaje resulta muy retorcido en esos poemas, y mi traductor español, Eduardo Moga, me confesó que en ocasiones mi modo de hablar empuja el castellano a sus límites.
-¿Qué afinidades tiene usted con el lector hispanohablante de la obra de Carver? Es decir, ¿qué le parece que se traduzca toda la obra de Carver al español?
-No estoy segura de qué les parece Ray a los lectores hispanohablantes, pero puedo imaginarme que les gusta su honestidad y su modo de ser cuidadoso. Pienso que él siempre respetaba a los otros, incluso cuando alguien estaba errado en su vida. También era muy sensible, pero de una forma muy moderada, de una forma que permitía acercarse a un camino que ampliara la visión del mundo, lo que lo engrandecía.
-En la carta enviada a Robert Altman, usted le dice que encuentra muy diferentes sus puntos de vista: "... donde Carver mete el cuchillo y lo vuelve a sacar más o menos en el mismo sitio, tú optas por trazar un ligero arco con él". ¿Cree que la película es una buena adaptación de la obra de Carver?
-Creo que es la mezcla de las imaginaciones de dos grandes genios. Dos maestros. La fuerza de ambos está muy presente, aun cuando uno de ellos ha sido amplificado y cambiado por el de otro. Ray era muy delicado y exacto, mientras que Altman debe trabajar más ampliamente porque su medio es el cine. Pienso que Vidas cruzadas no es realmente una adaptación del trabajo de Ray. Es una nueva creación en la cual el trabajo de Ray se avivó con la visión de Altman. Una adaptación simplemente habría estado guardando la fidelidad a las historias de Ray. Altman tuvo que hacer más que eso.
-¿Cómo se enfrentaba Carver a la crítica?
-En general, Ray tuvo mucha aclamación crítica y respeto mientras estaba vivo. Solo había controversias de vez en cuando. Por ejemplo, con la designación de "minimalista" con que lo clasificaban y con la cual él nunca estuvo de acuerdo. Esto era una impresión falsa de Ray.
-Usted señala en Carver y yo que un escritor no debería estar ligado al mundo académico. ¿Por qué no se pueden complementar ambos oficios?
-Pienso que muchos escritores pueden enseñar y escribir. Pero Ray nunca se sintió realmente cómodo enseñando. ...l se sentía bien haciendo nada más que su obra literaria. Por mi parte, creo que mi enseñanza viene del mismo lugar de donde proviene mi trabajo creativo, así que significa que tendré menos poesía cuando estoy enseñando. Solo quise trabajar medio tiempo en la enseñanza, así que podía hacerlo de forma muy intensa. Nunca quise ser alguien que se ganara la vida solo de ello. Yo hubiese preferido siempre vivir con menos y guardar fidelidad tanto a la enseñanza como al arte, haciendo cada uno en su nivel más alto. Pero no tenía niños que mantener. Creo que este modo de vida es un lujo. ¡Pero ser un escritor es también un gran lujo!
-Usted señala que uno de los antídotos que tenían para la enfermedad de Carver, cuando los tumores se expandieron, era leer a Chéjov.
-Hablo de esto con mayor detalle en la introducción al último libro de poemas de Ray, A New Path to the Waterfall. Allí describo cómo yo leía algunas historias de Chéjov por la mañana y luego se las contaba de tal modo a Ray por la tarde que él las quería leer. Luego era muy interesante discutir sobre la historia. También, comencé a notar que ciertos pasajes de Chéjov eran como "poesía oculta". Si los mecanografías en líneas hacia arriba, podrías descubrir la poesía de esa prosa. Ray comenzó a hacer eso. Hay varios poemas que son "poemas encontrados". Ray encontró algo nuevo en la prosa de Chéjov. Por otro lado, pienso que sentíamos la presencia de Chéjov con nosotros muy fuertemente en esos días. Era como si hubiésemos logrado ir más allá del tiempo y él hubiese caminado hacia nosotros en sus historias.
-¿Quedan aún textos inéditos de Carver?
- Beginners es el libro que Ray presentó originalmente a Knopf para la publicación y que se convirtió en De qué hablamos cuando hablamos de amor. Ray no estaba de acuerdo con la edición de ese libro, pero no podía parar la publicación. Espero poder publicar este libro en español, ya que la editorial Knopf no me ha dado la autorización, hasta ahora, para publicarlo en los Estados Unidos. Creo que hay una cierta sensación de Knopf de que ellos "han hecho el canon" de Ray y no quieren que esto cambie. Esto es un tanto irrespetuoso hacia Ray. ¡Es extraño que el libro pueda aparecer en español o italiano o japonés, pero no en inglés, la lengua en la cual se originó!
Los cuentos de Raymond Carver
Los cuentos del norteamericano Raymond Carver (1938-1988) marcaron a fuego a toda una generación de escritores, dentro y fuera de la frontera de los Estados Unidos. El "minimalismo" de Carver y sus sucesores -el término, que alude a la restricción, aspiraba a ser en realidad peyorativo- fue a comienzos de los noventa una señal de partida para muchos narradores y la prueba concluyente de que los malabares del posmodernismo habían perdido interés, que un retorno a la realidad cotidiana podía ser, también, un retorno a aquella literatura telegráfica y epifánica que había conformado una de las tradiciones más caras al siglo XX norteamericano. Carver fue, sin duda, la cabeza más visible y más inesperada de esa camada que también incluyó a Bobbie Ann Mason, Richard Ford o Tobias Wolff. Con sus tramas austeras y contundentes, a Carver le bastaron tres colecciones para ocupar un sitio preponderante en el mundo de las letras: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981) y Catedral (1983). Más tarde, en Tres rosas amarillas, se conoció un puñado de relatos póstumos, entre los que se incluye uno dedicado a su maestro más impensado: el ruso Anton Chéjov (1860-1904).
El Mercurio/ GDA , 2007
Moon Crossing Bridge (El puente que cruza la Luna), el poemario de Tess Gallagher, viuda de Raymond Carver, se publicó en los Estados Unidos en 1992 y fue traducido por primera vez al castellano en 2006 por Bartleby Editores. El mismo año, la editorial publicó Todos nosotros , libro que reúne la poesía completa del autor, y Sin heroísmos, por favor, recopilación de textos que Carver había publicado en diferentes revistas y periódicos a lo largo de toda su carrera. Ahora se suma a este rescate Carver y yo , que se publicará en España bajo el mismo sello editorial.
Tess Gallagher se ha propuesto publicar además la versión original de De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), libro que Raymond Carver presentó a la editorial Knopf con el nombre de Begginers, pero que terminó editado por Gordon Lish bajo ese título y con una edición rigurosa que nunca dejó conforme a Carver. Gallagher no ha conseguido autorización para publicar este libro en su versión original en los Estados Unidos.
Tanto El puente que cruza la Luna como Carver y yo son homenajes de Tess Gallagher a Carver. En 1988, Carver muere de cáncer al pulmón, dejando atrás diez años de matrimonio, período al que corresponde su producción literaria más fuerte. Fue su "segunda vida", como la llamó él mismo, después de sobrevivir a carencias económicas y a cuatro hospitalizaciones por alcoholismo. "Me estaba matando, simple y llanamente. No exagero".
El 1° de enero de 1979 Carver inició su vida junto a Tess Gallagher, poeta y guionista norteamericana. William Stull y Maureen Caroll enfatizan, en el prólogo de Carver y yo , lo poco que sabríamos del autor si no hubiese vivido esos diez años más. Hasta el momento solo había publicado en una editorial de alto tiraje el volumen de cuentos ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976) y algunos libros de poesía en editoriales prácticamente desconocidas y con muy baja distribución: Near Klamath (1968), Winter Insomnia (1970) y At Night the Salmon Move (1976). Pero sus obras cumbre recién fueron escritas dentro del período en que estuvo con Tess: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? (1981) y Catedral (1983), obras que crecen en profundidad y aflicción lírica. Según los prologuistas, esto se lo debe a la intensa relación con Gallagher y el mismo Carver lo señala en una entrevista: "Hay una mayor plenitud, mayor hondura, gracias al buen ojo y estímulo de Tess... No solo cambiaron las circunstancias personales de mi vida, sino también las externas. Imagino que me volví más esperanzado, más positivo".
Carver y yo es una recopilación de documentos que Tess Gallagher entrega para conocer más en profundidad la obra de Carver. Cartas, diarios de viaje de ambos, entrevistas a Carver, fotografías, entre otros. Está dividido en cuatro partes. La primera, "Excursiones", es el diario del largo viaje que hizo la pareja durante un año por Europa, en 1987, para promocionar los libros del autor: desde Seattle a París, San Quintín, Alemania, Zürich, Roma, Londres, Escocia, Dublín y Belfast, lugares en los que se van encontrando con amigos escritores, editores, libreros, intelectuales y artistas de la época. "Me propuse entonces llevar un diario en el que registrar los nombres de las personas que conociéramos. Ray creo que lo llamaba ´grabadora con tapas . Los diarios se parecen bastante a un álbum, porque guardaba en ellos programas de teatro, recortes de periódicos, postales y fotos polaroid . Alguna vez también dibujé cosas que no podía escribir con palabras", escribe Gallagher. Junto con el diario que lleva Tess, se intercalan, en esta primera parte, notas breves que Carver le dejaba a su mujer en el viaje: "Me encantaría volver a casa. R. C. Hotel des Saints-Pères. Prometo (intentarlo) pasear todos los días, más o menos, con Tess por la playa de Port Angeles. R. C.".
La segunda parte, "Vidas cruzadas", reúne las cartas entre Tess y el cineasta Robert Altman, quien adaptó parte de la obra de Carver en la película Vidas cruzadas (Short Cuts). La tercera, "Conversaciones", son entrevistas realizadas a Tess Gallagger para algunos medios norteamericanos. Y para terminar, "Sin final", un texto donde Gallagher relata cómo ha sido su dedicación a la obra de Carver desde su muerte y la permanente comunicación entre ellos: "Nuestro diálogo, nuestro contacto, no terminará nunca. Mi sombra más azul, esa estrella blanca que me pertenece".
-¿Cómo se planteó el libro Carver y yo? ¿Es un homenaje al marido muerto, al escritor o a la pareja literaria que ustedes conformaron?
- Carver y yo fue escrito para entregar una idea de mi vida con Ray, sobre todo de lo agradable de los viajes que hicimos juntos. También para mostrar qué cosas importantes pasaron después de su muerte, como la publicación de sus poemas y la adaptación de los relatos de Ray en la película Short Cuts . El libro es tanto un homenaje a Ray como un retrato de nuestra vida juntos como escritores.
-¿Cómo era a grandes rasgos el trabajo literario entre ustedes?
-Trabajábamos con la misma fuerza el uno para el otro. Recuerdo con mucha alegría cuando le debía mostrar una historia a Ray o un poema. ...él celebraba realmente mis textos y también trataba de ayudarme a perfeccionarlos. Cuando yo leía el trabajo de Ray, me asombraba e impresionaba mucho. Lo sentía como si fuese a ocurrirme, como si la historia hubiese entrado en mi corriente sanguínea y yo sabía justo lo que ella necesitaba para completarse. A Ray le encantaba cuando yo bosquejaba algo de esas ideas. ...él podía usar todo o parte de ello, o formularlo de nuevo. Nosotros éramos bastante simbióticos, y cuando esto sucedía, era muy positivo para nuestro trabajo en común. Ray siempre quería saber lo que yo pensaba de su trabajo y valoraba que me lo tomara muy en serio. Trabajé muy duro con él hasta el final.
-Usted también señala que Carver fue el motor principal en su propia producción poética. ¿Sigue siéndolo?
-Ray es todavía una de las presencias más importantes en mi vida espiritual. Tengo varios poemas en mi último libro, Dear Ghosts , sobre él o dirigidos a él. Pero el lenguaje de los nuevos poemas no es tan hermético o misterioso como los de El puente que cruza la Luna. Con aquel libro sentí que casi tuve que inventar de nuevo mi modo de estar en el lenguaje. A veces uno solo tiene que arriesgarse y esperar a que la emoción lo lleve de un modo que no había esperado.
-¿Y hasta qué punto su obra poética se puede desvincular de la figura de Carver? Es decir, ¿le pesa mucho ser la "viuda de Carver"?
-Siento que él no es para mí una figura opresiva. Soy, de verdad, más que la viuda de Raymond Carver. Ya han pasado diecinueve años desde su muerte. Mi escritura ha continuado desarrollándose durante este tiempo. Y los tópicos con los que trabajo son diversos: política, espiritualidad; tomo varias culturas, como la japonesa, la irlandesa y la española. Me gusta trabajar con ellas, las que, si bien a veces son "fantasmas" o "espíritus", todavía nos entregan mucho conocimiento y sabiduría.
-¿Qué relación hay entre la muerte de Carver y el lenguaje en su obra?
-En El Puente que cruza la Luna tuve que moverme a una especie de oscuridad espiritual para redescubrir a Ray. Los poemas fueron usados para construir un puente hacia él en su nueva forma. Su desaparición hizo que los poemas alcanzaran una lengua pasada, remota, para descubrirlo. Es verdad que el lenguaje resulta muy retorcido en esos poemas, y mi traductor español, Eduardo Moga, me confesó que en ocasiones mi modo de hablar empuja el castellano a sus límites.
-¿Qué afinidades tiene usted con el lector hispanohablante de la obra de Carver? Es decir, ¿qué le parece que se traduzca toda la obra de Carver al español?
-No estoy segura de qué les parece Ray a los lectores hispanohablantes, pero puedo imaginarme que les gusta su honestidad y su modo de ser cuidadoso. Pienso que él siempre respetaba a los otros, incluso cuando alguien estaba errado en su vida. También era muy sensible, pero de una forma muy moderada, de una forma que permitía acercarse a un camino que ampliara la visión del mundo, lo que lo engrandecía.
-En la carta enviada a Robert Altman, usted le dice que encuentra muy diferentes sus puntos de vista: "... donde Carver mete el cuchillo y lo vuelve a sacar más o menos en el mismo sitio, tú optas por trazar un ligero arco con él". ¿Cree que la película es una buena adaptación de la obra de Carver?
-Creo que es la mezcla de las imaginaciones de dos grandes genios. Dos maestros. La fuerza de ambos está muy presente, aun cuando uno de ellos ha sido amplificado y cambiado por el de otro. Ray era muy delicado y exacto, mientras que Altman debe trabajar más ampliamente porque su medio es el cine. Pienso que Vidas cruzadas no es realmente una adaptación del trabajo de Ray. Es una nueva creación en la cual el trabajo de Ray se avivó con la visión de Altman. Una adaptación simplemente habría estado guardando la fidelidad a las historias de Ray. Altman tuvo que hacer más que eso.
-¿Cómo se enfrentaba Carver a la crítica?
-En general, Ray tuvo mucha aclamación crítica y respeto mientras estaba vivo. Solo había controversias de vez en cuando. Por ejemplo, con la designación de "minimalista" con que lo clasificaban y con la cual él nunca estuvo de acuerdo. Esto era una impresión falsa de Ray.
-Usted señala en Carver y yo que un escritor no debería estar ligado al mundo académico. ¿Por qué no se pueden complementar ambos oficios?
-Pienso que muchos escritores pueden enseñar y escribir. Pero Ray nunca se sintió realmente cómodo enseñando. ...l se sentía bien haciendo nada más que su obra literaria. Por mi parte, creo que mi enseñanza viene del mismo lugar de donde proviene mi trabajo creativo, así que significa que tendré menos poesía cuando estoy enseñando. Solo quise trabajar medio tiempo en la enseñanza, así que podía hacerlo de forma muy intensa. Nunca quise ser alguien que se ganara la vida solo de ello. Yo hubiese preferido siempre vivir con menos y guardar fidelidad tanto a la enseñanza como al arte, haciendo cada uno en su nivel más alto. Pero no tenía niños que mantener. Creo que este modo de vida es un lujo. ¡Pero ser un escritor es también un gran lujo!
-Usted señala que uno de los antídotos que tenían para la enfermedad de Carver, cuando los tumores se expandieron, era leer a Chéjov.
-Hablo de esto con mayor detalle en la introducción al último libro de poemas de Ray, A New Path to the Waterfall. Allí describo cómo yo leía algunas historias de Chéjov por la mañana y luego se las contaba de tal modo a Ray por la tarde que él las quería leer. Luego era muy interesante discutir sobre la historia. También, comencé a notar que ciertos pasajes de Chéjov eran como "poesía oculta". Si los mecanografías en líneas hacia arriba, podrías descubrir la poesía de esa prosa. Ray comenzó a hacer eso. Hay varios poemas que son "poemas encontrados". Ray encontró algo nuevo en la prosa de Chéjov. Por otro lado, pienso que sentíamos la presencia de Chéjov con nosotros muy fuertemente en esos días. Era como si hubiésemos logrado ir más allá del tiempo y él hubiese caminado hacia nosotros en sus historias.
-¿Quedan aún textos inéditos de Carver?
- Beginners es el libro que Ray presentó originalmente a Knopf para la publicación y que se convirtió en De qué hablamos cuando hablamos de amor. Ray no estaba de acuerdo con la edición de ese libro, pero no podía parar la publicación. Espero poder publicar este libro en español, ya que la editorial Knopf no me ha dado la autorización, hasta ahora, para publicarlo en los Estados Unidos. Creo que hay una cierta sensación de Knopf de que ellos "han hecho el canon" de Ray y no quieren que esto cambie. Esto es un tanto irrespetuoso hacia Ray. ¡Es extraño que el libro pueda aparecer en español o italiano o japonés, pero no en inglés, la lengua en la cual se originó!
Los cuentos de Raymond Carver
Los cuentos del norteamericano Raymond Carver (1938-1988) marcaron a fuego a toda una generación de escritores, dentro y fuera de la frontera de los Estados Unidos. El "minimalismo" de Carver y sus sucesores -el término, que alude a la restricción, aspiraba a ser en realidad peyorativo- fue a comienzos de los noventa una señal de partida para muchos narradores y la prueba concluyente de que los malabares del posmodernismo habían perdido interés, que un retorno a la realidad cotidiana podía ser, también, un retorno a aquella literatura telegráfica y epifánica que había conformado una de las tradiciones más caras al siglo XX norteamericano. Carver fue, sin duda, la cabeza más visible y más inesperada de esa camada que también incluyó a Bobbie Ann Mason, Richard Ford o Tobias Wolff. Con sus tramas austeras y contundentes, a Carver le bastaron tres colecciones para ocupar un sitio preponderante en el mundo de las letras: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981) y Catedral (1983). Más tarde, en Tres rosas amarillas, se conoció un puñado de relatos póstumos, entre los que se incluye uno dedicado a su maestro más impensado: el ruso Anton Chéjov (1860-1904).
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