Cine: Hubo que esperar 30 años para ver actuar a Borges

Film autobiográfico / Basado en el cuento "El Sur"
Se vio en Buenos Aires y se exhibirá en varias provincias
Una sola vez en su vida Jorge Luis Borges actuó. Fue a los 76 años, en la película Borges: un destino sudamericano , en la que encarnó a Juan Dahlmann, el personaje de su cuento "El Sur". Esta semana, el film se presentó en la Argentina, luego de estar archivado durante 30 años.

"Mis cuentos siempre son autobiográficos, siempre proceden de una emoción", dice el escritor en la película que, por un lado, presenta la versión cinematográfica de "El Sur" y, por otro, lo muestra -en un registro documental- en su departamento de la calle Maipú 994, hablando sobre su relato.

¿Cómo se llegó a generar la película? "Estando en Polonia comencé a leer a Borges y cuando volví a la Argentina, en 1975, busqué la guía telefónica, lo llamé, me atendió él y quedé en ir al otro día a su casa", contó a LA NACION José Luis Di Zeo, director y guionista del film.

Pero la historia va un poco más atrás, cuando Di Zeo conoció en Polonia, donde estudiaba cine en la Universidad de Lodz, a la traductora de Borges al polaco, quien le comentó que tenía dificultad para traducir una de la frases del cuento "El Sur", aquella que dice: "A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos". Este fue, precisamente, el primer encuentro de Di Zeo con Borges. Era 1972.

Actuar, no; jugar, sí

"Yo no voy a actuar, voy a jugar a ser Dahlmann", le dijo Borges al director, quien entonces estaba preocupado por cuánto querría cobrar por su actuación. "Le pregunté y me dijo que sólo quería a cambio una botella de licor Pernod, esa bebida clásica de los años 30. No fue fácil encontrarla. El último día de filmación se la entregamos y la compartió con nosotros", rememoró Di Zeo.

Borges consideraba a "El Sur", que está incluido en su libro Ficciones , como el más autobiográfico. "Es acaso mi mejor cuento", dijo.

Tanto Borges como Dahlmann habían tenido un abuelo militar, trabajaron en bibliotecas, encontraron en 1939 una importante traducción de Las mil y una noches en una librería y estaban ansiosos por mostrársela a una amiga. Y ambos, al subir por una escalera oscura, se lastimaron con una ventana que les produjo una septicemia que los puso al borde de la muerte. "La otra mitad del cuento la inventé", señala Borges en el film.

La película, que dura un poco más de media hora y se terminó en 1976, luego de un año de realización, se proyectó esta semana en la Facultad de Derecho de la UBA. Durante estas tres décadas, el film estuvo archivado en un armario de Tadeo Bortnowski, el reconocido camarógrafo que fue productor y director de iluminación de la película, hasta que la productora Management Cultural se enteró y decidió restaurarla.

Di Zeo indicó que en la época en que hizo el film, Borges y su literatura no interesaban en la Argentina. Sin embargo, comentó que en ese momento sintió que tenía que hacer algo con Borges.

Cuando el escritor participó de la película ya había perdido la vista, lo cual no le impidió asistir a su proyección, en 1978, en el microcine Petit Opera, de la avenida Corrientes. La función se realizó especialmente para Borges y sus amigos, entre quienes estaba Adolfo Bioy Casares. Esa fue la única y última vez que se proyectó en la Argentina. Sólo en mayo de este año, la película salió de nuevo a la luz en una presentación en Madrid, en el festival Documenta Madrid.

Carlos Greco, presidente de Management Cultural, dijo a LA NACION que en este momento hay provincias interesadas en proyectar la película y que el objetivo es "darle una difusión académica y cultural para que la conozca el gran público".

El duelo del final del film, que es la culminación del cuento "El Sur", coloca a Borges-Dahlmann frente a la muerte, con un cuchillo en una mano y el bastón en la otra, en un atardecer de la llanura pampeana. Una imagen que inmortaliza al gran escritor y a su personaje, a pesar de que dice Borges con humor en la parte documental del film: "Tengo puesta mi esperanza en el hecho de una muerte total. No me quiero convertir en una calle o un andén".

Por Laura Casanovas
De la Redacción de LA NACION

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