Cultura: Fellini sigue presente en las calles de Roma y como referente del cine

Quince años después de su muerte, Federico Fellini sigue impregnando cualquier referencia a la historia del cine, sobre todo a la italiana, mientras las imágenes de sus películas son objeto de culto y motivo de recuerdo turístico en las calles de Roma.


El gran cineasta italiano murió el 31 de octubre con 73 años dejando una obra que se seguirá viendo mientras sigue existiendo el cine.

Como si se tratara de una alineación histórica de fútbol, Fellini aparece siempre que se habla del cine italiano junto a Roberto Rossellini, Luchino Visconti o Bernardo Bertolucci.

Igual ocurre con sus películas, especialmente tres, que se citan de carrerilla: "La dolce vita" (1960), "Amarcord" (1973) y "8 y medio" (1964).

Esa impresión indeleble en la memoria del cine es un homenaje a un maestro cuya excelencia fue reconocida en vida con cuatro Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera, un Oscar a la carrera, una Palma de Oro en Cannes, la Palma del 40 aniversario del festival francés o varios Leones de Plata de Venecia.

Fellini empezó su carrera en el séptimo arte en 1941, cuando tenía 21 años y después de haberse paseado con un circo ambulante, haber dibujado cómics y haber ejercido como periodista.

Pero una vez en el cine su dedicación fue para siempre. Hasta su mujer, Giulietta Masina, con la que se casó en 1943, fue una actriz a la que conoció gracias a uno de sus guiones.

Su carrera se catapultó en 1944 cuando comenzó a colaborar como guionista y ayudante de dirección de Rossellini en películas como "Roma città aperta" (1945), "L'Amore" (1948), "Francesco, giullare di Dio" (1950), "Paisà" (1946) y "Europa 51" (1952).

Empapado de "neorrealismo italiano", se sentó en la silla del director en 1953 cuando rodó su primer largometraje, "I Vitelloni", con la que obtuvo ya el León de Plata de la Mostra de Venecia.

Un año más tarde filmó "La Strada", con la que dio el salto a la fama internacional, al obtener su primer Oscar.

Después llegó la que muchos consideran su gran obra maestra, "La dolce vita" (1959), con la que sumó su segundo Oscar y dejó atrás el neorrealismo para entrar en el cine de artista o autor.

Fellini llegó así, consagrado, a 1964, cuando dirigió "8 e mezzo", quizá la película de su filmografía que más gusta a los cineastas, porque muestra la angustia de la crisis creativa, y con la que consiguió su tercer Oscar.

Después, en 1969, llegó su obra histórica "Satiricon", una cinta basada en la obra de Petronio, y en 1974 "Amarcord", de carácter autobiográfico, que le valió su cuarto Oscar.

Su carrera continúa hasta mediados de 1980, cuando escribe "E la nave va" (1984) y rueda "Ginger y Fred" (1986), su última película.

Fellini falleció el 31 de octubre de 1993 y la capilla ardiente fue instalada en el estudio 5 de "Cinecittá", donde rodó "La dolce vita".

Pero su memoria histórica no se ha apagado, al menos en las calles de Roma, donde es fácil encontrarse en los puestos de recuerdos para turistas con fotografías, carteles o imanes que reproducen muchas imágenes de sus películas.

Entre esas imágenes, la más frecuente es la de Anita Ekberg bañándose en la romana Fontana de Trevi en una escena de "La dolce vita".

Sin embargo, su huella es mucho más difícil de encontrar en el cine italiano actual, en crisis desde hace años.







http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/10/30/_-01792330.htm

Comentarios

Entradas populares