Cultura: Nace el TEA con la vocación de llevarse la calle a su interior

Javier González de Durana, director del nuevo centro de arte tinerfeño, nos da las claves que marcarán los primeros pasos de esta institución

por Marta Caballero


El casco antiguo de la capital de Tenerife alberga una nueva joya, los arquitectos Pierre de Meuron y Virgilio Gutiérrez han situado allí el innovador edificio que es desde este viernes sede del TEA (Tenerife Espacio de Arte), un proyecto que asoma desde la lontananza y que, por fin, se materializa con la vocación de reclamar el interés del tejido social tinerfeño. "De pensar, en primer lugar, en los que están al otro lado de la calle, y hacerles entrar. Y, luego, en todo lo demás", aclara su nuevo director, Javier González de Durana, procedente del Artium y poseedor de una dilatada experiencia en centros de arte.

Nace el TEA, como lo hacen muchos centros similares, con interés por sacar el arte a la calle, sí. Pero su peculiaridad, exige quien está al frente, será traer la calle al interior del museo. De hecho, la misma fisonomía del edificio la llama: una vía y una plaza lo atraviesan diagonalmente conectando la parte superior del puente Serrador con el Barranco de Santos.


Una institución híbrida
En conceptos, resume González de Durana, el equipo del TEA pretende que la neonata institución albergue un museo pero también un centro de arte. "La sede apunta a una nueva generación de edificios dedicados a la museística en los que el alzado está concebido para las actividades paralelas, que son las que crean contexto", sostiene el director, que espera dinamizar el TEA a través de performances, propuestas escénicas, etcétera. El pasado, así, se revisará desde la colección, pero la acción estará orientada "al presente y al futuro", apostilla.

En cuanto fondos, el centro ha recibido una colección del Cabildo centrada en la figura de Óscar Domínguez que se inició a mediados de los años noventa. No obstante, recuerda el director, el abanico será mucho más amplio: desde el arte canario al español en general, y de ahí, al internacional. Esto bajo una pauta más o menos fija y que contempla mantener a Domínguez como piedra angular y su tiempo como periodo abarcable para la colección. Y amplía González de Durana: "Abordaremos los 35 últimos años del arte creando un discurso en torno a este periodo. La fecha inicial serán los años del 73 al 75, un momento en el que están sucediendo muchos acontecimientos en el panorama internacional -la crisis del petróleo, el golpe de Estado de Pinochet…- y también en el ámbito local. En esa época se celebra en Tenerife la primera Exposición Internacional de Escultura en la Calle, con obras de Henry Moore, Kalder… y que representa uno de los acontecimientos más importantes en Tenerife en los últimos 70 años". El TEA se reivindica así como heredero del espíritu de aquella muestra, y por ello ha recuperado la escultura de Moore que se exhibió entonces. "Esto no significa que no podamos adquirir obras de otros momentos. Nuestro criterio será múltiple y tendremos como base la calidad y la creación de nexos entre lo local, nacional e internacional, a cuyos respectivos discursos trataremos sin distinción", apostilla González de Durana, que asegura que el equipo del centro está "continuamente de feria" y atento a posibles adquisiciones.


Colaboraciones con otros museos
Para ganar fuerza en los primeros meses de andadura, la institución tratará de crear vínculos y proyectos conjuntos con otros centros. En este sentido ya hay previstas colaboraciones con el Reina Sofía, la Fundación Pablo Picasso y el Artium, entre otros centros expositivos, avanza el director, quien, concretando, anuncia que a mediados de diciembre el TEA celebrará una jornada en relación a los artistas del 73 y a lo que supusieron aquellas exposiciones tan fértiles y que fueron pioneras en el desarrollo de la escultura en la calle. "También queremos reflexionar sobre la banalidad con la que se ha tratado a estos parques expositivos de un tiempo a esta parte", añade González de Durana.

Ante la pregunta de lo fácil que resulta que al entusiasmo inicial de las autoridades con estos proyectos le siga un abandono de centros vacíos e iniciativas hueras, González de Durana se defiende firme: "No caeremos en esa tendencia. El Cabildo está motivado, Tenerife tiene masa suficiente como para albergar este tipo de centros y, además, tiene universidad. Es una ciudad de casi 700.000 habitantes, pero si sólo tuviera 70.000 daría igual. En el siglo XIX surgieron bibliotecas y conservatorios y nadie condenó este hecho. Creo que tiene que haber centros de arte en las grandes capitales, en las medianas y en las pequeñas. No me llevo las manos a la cabeza por que por fin se haga lo que no se hizo a lo largo de todo el siglo XX". Ilusionado "como un chiquillo" con esta nueva empresa, González de Durana asegura que recurrirá a su experiencia en el sector, pero que "en ningún caso" seguirá una plantilla. "Interpretaremos señales de otros centros similares, pero crearemos nuestro propio modelo, que se centrará no en que nos admiren en Nueva York, sino en cuestiones que nos sean útiles aquí". Y concluye: "Queremos ser un estímulo vivificante para la vida artística y cultural que tiene Tenerife. TEA tiene la responsabilidad de proyectarla más allá del Archipiélago, de fomentar debates, de ayudar a los artistas locales. Si soy ambicioso es porque el entorno lo requiere".


En datos
El espacio cultural acoge una sala permanente dedicada a la colección Óscar Domínguez, aunque las obras irán cambiando paulatinamente. La colección nace con 300 piezas, de las que un 20 por ciento son del artista canario, entre ellas 12 obras maestras. El TEA también alberga una biblioteca pública, así como un archivo con capacidad para 180.000 volúmenes, el mayor de Canarias.

Más allá de la colección, dos exposiciones temporales enriquecen la inauguración del espacio. La primera de ellas, Cosmos: en busca de los orígenes. De Kupka a Kubrick, se podrá ver hasta el 1 de febrero y la segunda, dedicada a los fotomontajes soviéticos de entre 1918 y 1952, se presenta bajo el título Un arma visual y estará abierta al público hasta el 18 de enero.

Durante el fin de semana el centro celebrará unas jornadas de puertas abiertas en las que los visitantes podrán contemplar, junto a la colección, una instalación preparada por un grupo de intelectuales y artistas de la ciudad para la inauguración, y que hace referencia a la cantidad de calles que todavía hoy, en la isla, mantienen nombres alusivos a la dictadura de Franco y que el director del centro define como una obra "panfletaria pero impactante".







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