Debate: El escándalo Nietzsche

POLÉMICA POR SUS PÓSTUMOS

La aparición en castellano de los Fragmentos Póstumos del filósofo crispó a los españoles y a la comunidad académica. El anterior traductor de Nietzsche vapuleó a los responsables de la edición y dijo que se le adjudican frases antisemitas que jamás escribió. Los traductores respondieron con dureza. Expertos argentinos escriben sobre la discusión y el valor del texto.

Por: Andrés Sánchez Pascual
La Editorial Tecnos (Madrid) ha publicado dos tomos de Fragmentos póstumos de Friedrich Nietzsche, primero el tomo IV (2006 y 2008) y luego el I (2007). Esto sería una buena noticia, naturalmente, si la obra estuviera bien hecha, y una mala noticia si ocurriera lo contrario. El tomo I lleva un prólogo en el que se hacen al lector numerosas prome­sas. Examinaré si esas promesas se cumplen: me centraré en el tomo I, con una alusión final al IV.

Ya sorprende que en el prólogo se repita una y otra vez que aquí se nos ofrece una "edición crítica". Lo que aquí se nos ofrece es una simple traducción anotada de un texto alemán, que en ningún caso puede ser calificada de "edición crítica". Supongamos que un ale­mán traduce del español al alemán el Quijote y publica su traducción alemana. Jamás se le ocurriría de­cir que su traducción era una "edi­ción crítica" del Quijote . Aquí ha habido, o bien una ignorancia de lo que verdaderamente es una edi­ción crítica, o bien una tergiversa­ción interesada de ese prestigioso concepto, basada en motivaciones no científicas.


El texto alemán utilizado


En la página 30 del prólogo se ase­gura que esta traducción se basa en "el texto (alemán) establecido por la edición Colli-Montinari". Veamos si eso es cierto. La edición alemana Colli-Montinari, que sí es verdaderamente una edición crítica y la única completa y fiable en la actualidad, consta, como todas las ediciones críticas, de dos partes: el texto y el aparato crítico (en ale­mán, Nachbericht ). El texto (KGW III 3 y 4) se publicó en 1978 y fue reimpreso en edición de bolsillo (KSA 7) en 1980 y 1988. El aparato crítico (KGW III 5/1 y 5/2) se publi­có en 1997 y contiene, además de las secciones habituales (descrip­ción de los manuscritos, variantes, índices, bibliografía, aclaraciones, etc.), también las importantísimas Berichtigungen (correcciones) del texto, que en este caso son muy nu­merosas. Obviamente, desde 1997 esas "correcciones" forman parte indisoluble del texto y han de ser incorporadas a él. Sin embargo, de manera acientífica y antifilológica, el traductor ha prescindido del Na­chbericht . Y así ocurre que donde el texto alemán dice "anatema" (p. 67 de la traducción) el traductor traduce por "dicho campesino". Y donde dice "embriaguez" (p. 80) traduce por "engaño". Y donde di­ce "máscara" (p. 102) traduce por "palabras". Y donde dice "texto" (p. 118) traduce por "cadencia". Y don­de dice "ola" (p. 136) traduce por "mundo". Y donde dice "idealidad" (p. 165) traduce por "realidad". Y donde dice "poeta" (p. 173) traduce por "músico". Y donde dice "esta­tua" (p. 245) traduce por "naturale­za". En fin, y para no alargar más la interminable lista, donde el texto dice: "Sólo en la medida en que los sentimientos pueden ser traduci­dos a pensamientos" (p. 98) el tra­ductor traduce: "Sólo en la medida en que los sentimientos y los pen­samientos pueden ser traducidos" (?). Ya sólo por ello, por no haber utilizado el texto alemán correcto, esta traducción de Nietzsche no es fiable, carece de validez científica y no puede ser utilizada para nin­guna lectura o estudio serios sobre Nietzsche. Visto lo anterior, bien puede decirse que el traductor es incompetente en filología.


Problemas con el griego

Cuando Nietzsche escribió los frag­mentos póstumos traducidos en este tomo I era catedrático de grie­go en la Universidad de Basilea. En ellos utiliza algunas palabras y ex­presiones griegas bien conocidas. Resulta irritante que en numerosas ocasiones (pp. 63, 75, 76, 100, 101, y otras veinte más) las palabras griegas aparezcan mal escritas o mal acentuadas. Pero lo que resul­ta inadmisible es que el traductor traduzca la conocida frase " medèn ágan " ("nada en demasía") por "no hacer nada" (?) (p. 219). O que tra­duzca " eggúe, parà d'áta " ("garantía, desgracia cercana", esto es: " si sales garante de alguien, pronto sufrirás una desgracia ") por "garantía fren­te a la desgracia". O que traduzca el bien conocido " láthe biósas " ("vi­ve oculto") por "fuerza oculta". O " sophrosúne " ("moderación", "tem­planza") por "justicia".


El mundo de las notas

De las notas de una traducción anotada como es ésta se espera que aclaren e ilustren, y no que confundan o proporcionen infor­mación errónea. En el prólogo (pp. 27, 29, 30, etc.) se nos promete que en las notas estarán las variantes, el aparato crítico, la contextuali­zación, etc. Pero en ninguna nota aparece el menor aparato crítico ni ninguna variante. La verdad es que la redacción del prólogo es confusa. En un lugar (p. 30) se dice que "se indican" las variantes y en otro (p. 31) se afirma que "se las excluye" y a esa "exclusión" se la llama una "técnica". Sea de ello lo que sea, lo cierto es que las notas del traductor contienen extraños y numerosísi­mos errores. Por ejemplo, en un determinado momento Nietzsche cita los versos 73-142 del canto V del Infierno de la Divina Comedia . Pero el traductor transforma los versos en páginas, y en la nota 50 de la p. 259 dice así: "Dante, Divina comedia , Infierno, V, pp. 73-142", pero no indica, claro está, de qué edición. El mismo error comete al citar autores griegos y latinos. Así: "Diógenes Laercio, I, pp. 27-33" (cuando en realidad se trata de los parágrafos 27-33). O: "Cátulo, Carmina, 90, pp. 3-4" (en vez de los versos 3-4). Aquí, además, el traductor confunde al poeta Cayo Valerio Catulo con Quinto Lutecio Cátulo, autor de epigramas eró­ticos. Y en la nota 36 de la p. 163 dice: " De rerum natura , V, pp. 1169-1182" (en vez de los versos 1169-1182). Igualmente "Tácito, Germania , pp. 18-20", "Tucídides, I, pp. 90-93 y 135-138", "Esquilo, Agamenón , pp. 208-316" (en vez de versos 208-316). En la nota 7 de la p. 203 el traductor dice que Nietzs­che regaló a Wagner un "cuadro" (?) de Durero (cuando en realidad le regaló un grabado). El colmo de la confusión se alcanza en la nota 11 de la p. 433 y en la nota 11 de la p. 485, en las que el traductor cita un libro inexistente: " Correspon­dencia Goethe-Eckermann ". No sólo cita el inexistente libro, sino también unas inexistentes pági­nas, aunque, obviamente, no dice de qué edición. Visto lo anterior, puede decirse que el traductor es malo en sus notas.


Traducciones erróneas

En el prólogo se le promete al lec­tor una "traducción fiel" del texto alemán, como si ello fuera algo especial y no, más bien, lo normal y debido. Examinemos esa "traduc­ción fiel". En la p. 65 el texto ale­mán dice "Ctesias" (médico e histo­riador griego); el traductor traduce "Cestes" (?). En la p. 65 el texto di­ce "Protógenes" (pintor griego); el traductor traduce "Protogenia" (?). En la p. 75 el texto dice "Adrasto" (rey de Argos); el traductor traduce "Adrastea" (hija de un rey de Cre­ta). En la p. 75 el texto dice "Tespis" (iniciador de la tragedia griega); el traductor traduce "Tespias" (anti­gua ciudad de Beocia).

En la p. 73 el traductor traduce la palabra alemana Kostüm ("ves­tido") por "costumbres". Eso sólo puede deberse a que el traductor no tenía delante el texto alemán, sino alguna traducción francesa o italiana, que diría costume , e ignora­ba que en ambos idiomas costume significa, además de "costumbre", también "vestido" o "traje". Algo parecido ocurre en la p. 78. Aquí el texto alemán dice: "Ambas lite­raturas son dialógicas", pero el tra­ductor traduce: "ambas literaturas son dialectales", error idéntico al que comete la traducción francesa de Gallimard (1977, p. 179).

El texto alemán dice: "para una defensa de la democracia por parte del poder supremo"; el traductor traduce: "para proteger la demo­cracia frente al poder supremo", o sea, lo contrario de lo que Nietzs­che dice. El texto alemán dice: "jui­cios empalidecedores": el traductor traduce: "juicios purgantes" (?). El texto dice: "El Zeus que mata"; el traductor traduce: "El Zeus que muere". El texto dice: "El genio tie­ne la fuerza de envolver el mundo en una nueva red de ilusiones"; el traductor traduce: "El genio tiene la fuerza de colgarse a sus espaldas el mundo con una nueva red de ilu­siones". El texto dice: "Te he sacri­ficado muchas ovejas negras –de lo cual se quejan las otras ovejas"; el traductor traduce: "te he sacrificado muchas ovejas negras –de qué se quejan las otras ovejas". Hay oca­siones en las que verdaderamente el traductor no sabe de qué está hablando Nietzsche. Así, el texto dice: "[Fui] hacia Ars sur Moselle"; el traductor traduce: "Hacia Ars por el Mosela". El traductor igno­ra que Ars sur Moselle es el nom­bre de una población francesa y, sorprendentemente, le organiza a Nietzsche un viaje fluvial por el río Mosela. En la misma página el texto dice: "[Fui] hasta Luneville a altas horas de la noche"; el traduc­tor traduce: "Hasta Luneville noche profunda" (?). También en esa pá­gina el texto dice: "perdido ayer un millón, hoy sobre 100.000". Nie­tzsche está hablando de los gastos de guerra del ejército alemán en la guerra franco-alemana de 1870, en la que él participó como enferme­ro, y el "millón" es un millón de táleros o de marcos. Pero el tra­ductor traduce: "ayer un millón, hoy sobre 100.000 bajas". Con ello el traductor hace que el ejército francés cause al ejército alemán un millón de muertos o heridos en un solo día, y al día siguiente (¿sería domingo?) "sobre 100.000", lo cual es evidentemente absurdo. ¿Sabrá el traductor cuál fue el contingente total del ejército alemán en aquella lejana guerra? De propósito he ex­cluido de la larga lista de traduccio­nes erróneas, por pura vergüenza ajena, los ejemplos más grotescos. Pero, visto lo anterior, bien puede decirse que el traductor es pésimo en sus traducciones.


Edición no íntegra

En el prólogo de este tomo I se re­pite mucho (pp. 26, 29, 31, 32) que esta traducción de los fragmentos póstumos tiene "completitud" e "integridad". Sobre esto basta con decir lo siguiente: en este tomo I faltan cien páginas de texto ale­mán, a saber: los Nachträge , que se encuentran en las pp. 109-203 del Nachbericht (KGW III 5/1). Por otro lado, una masa de fragmentos pós­tumos como ésta habría requerido, para su mejor manejo, al menos un índice de nombres propios. Pero ni en el tomo I ni en el tomo IV apa­rece tal índice. Como también falta en ambos la imprescindible biblio­grafía. El nombre del traductor es Luis Enrique de Santiago Guervós, profesor de filosofía en la Universi­dad de Málaga (España).


¿Nietzsche antisemita?

No haré una recensión amplia del tomo IV sino una breve alusión, pero en un asunto grave. En la p. 304 Nietzsche habla de sus críticos y dice de ellos que tienen una "im­pertinencia perruna"; el traductor (que aquí es otro) traduce "imper­tinencia judía". Ello se debe a que él se basa en el texto falsificado que la antisemita hermana de Nietzs­che publicó en sus viejas, desacre­ditadas ediciones, repetido en la edición moderna no corregida. En p. 364 Nietzsche recomienda a los pesimistas que lean los periódicos y que piensen "en la batalla de Se­dán"; se traduce: "en los malos ju­díos". También esto se debe a que el traductor utiliza un texto no co­rrecto. El correcto se encuentra en la edición Colli-Montinari (KGW IX 6). Me parece intolerable que en 2008 se le atribuyan a Nietzsche falsos antisemitismos. Antisemitis­mos que él nunca escribió.


A. S. Pascual es traductor de numerosas obras de Nietzsche para la Editorial Alianza.
Nietzsche Básico

R
ocken, Alemania (1844-1900). Filósofo, escritor.

Nietzsche estudió filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig en 1864. Luego, en 1869 y con sólo 24 años, dio clases en la Universi­dad de Basilea hasta que renunció por problemas de salud y obtuvo una pensión. Escribió prodigiosamente desde temprano –"El nacimiento de la tragedia" es de 1872–, pero luego de terminar "El anticristo" a fines de 1888, fue internado como conse­cuencia de un trastorno mental que nunca superó. Acompañado por su madre y su hermana, murió en 1900 sin tener ningún control sobre su obra, donde se destacan "Humano, demasiado humano" (1878) y "Así habló Zaratustra" (1883-1885)".
Nietzsche en pocas palabras
El arte: para analizar la trage­dia griega y develar el signifi­cado de los elementos que la componen, Nietzsche parte de las categorías de lo "apolíneo" y lo "dionisíaco". L a primera re­presenta las restricciones for­males y las estructuras necesa­rias para la expresión artística; la segunda encarna las fuerzas caóticas del devenir, que debe­rán ser controladas y sublima­das para permitir el legado de la Grecia clásica.

El superhombre: se refiere a una potencialidad, a una capa­cidad del hombre para generar un sistema propio de valores y creencias que le permitan dar sentido al universo y, así, salir de la esclavitud a la que se encuentra sometido, funda­mentalmente por su apego a la religión y a los postulados metafísicos anticuados. En es­te sentido se opone al cristia­nismo y propugna la "muerte de Dios". Luego, con la madu­ración de su pensamiento, es­ta potencia fue pensada con respecto al cosmos, en don­de toda vida, toda identidad, es producto de relaciones de fuerza.

La voluntad de poder está presente en todo ser viviente, aunque puede adoptar dis­tintas formas, que van desde el deseo tiránico del control sobre los otros a la voluntad de autonegación y autodisci­plina del asceta, que intenta sojuzgar las demandas de su cuerpo.

Crítica al racionalismo: el intento de eliminar las mitolo­gías precientíficas entraña la creación de una nueva estruc­tura mitológica. Esta idea está detrás de la crítica a la razón occidental esgrimida por la Es­cuela de Francfort.

Influencia posterior: estas ideas influyeron decisivamente sobre los posestructuralistas. Para Foucault, por ejemplo, el saber no está compuesto por un corpus de teorías neutras, sino que un tipo de saber es legitimado de acuerdo al po­der que lo sustente. Nietzsche, recuerda Foucault, rechaza la idea de origen y postula "la in­vención de un origen" en el co­nocimiento y en la historia o la religión. E s justamente la bús­queda de un origen de la re­ligión –sentimiento metafísico que estaría presente en todos los hombres– lo que le cues­tionó Nietzsche a Schopen­hauer, una de sus influencias más tempranas, lo mismo que el músico Richard Wagner.

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