Un terremoto de 8,8 grados de magnitud sacude Chile
Vecinos de la ciudad de Concepción observan cómo quedó un edificio tras el sismo / AP
La presidenta Michelle Bachelet no descarta más víctimas y anuncia que tres zonas del país serán declaradas zona catastrófica. El terremoto, de un minuto de duración, pudo sentirse en la capital, donde se interrumpió el servicio eléctrico
ROBERT MUR
Los chilenos temían un gran terremoto, y sucedió. Veinticinco años después del último gran sismo que afectó al país, la madrugada del sábado -3:36 hora local- Chile volvió a temblar con una intensidad de 8,8 grados en la escala de Richter, durante un minuto interminable. En estos momentos, el número de muertos asciende a 214 y el de desaparecidos, a 15, según el recuento oficial, y hay numerosos daños materiales.
El epicentro del seísmo se situó a unos 400 kilómetros al sur de Santiago. Las víctimas y losdestrozos son mayores en esa área, correspondiente a las regiones del Maule y del Bio Bio, declaradas zona de emergencia por la presidenta Michelle Bachelet, que ayer sobrevoló algunos de los lugares más afectados.
No obstante, también en Santiago –donde el terremoto del 1985 golpeó con más fuerza- los efectos del temblor se dejaron notar. El suministro eléctrico quedó interrumpido durante las primeras horas tras el movimiento telúrico, pero la compañía Chilectra –filial de Endesa- informó que había restablecido el 80% del servicio.
Las imágenes de carreteras retorcidas, puentes hundidos y las escenas de pánico en las calles del sur chileno no hacían otra cosa que amplificar la sensación de caos en esa zona y en Santiago, donde varios edificios presentaban grietas y amenazaban con venirse abajo. La poblada ciudad portuaria de Concepción, a unos 500 kilómetros de Santiago, fue una de las localidades con más daños.
En los territorios insulares chilenos también hubo víctimas. En el pequeño archipiélago de Juan Fernández, a unos 600 kilómetros de Valparaíso, murieron tres personas y otras trece permanecían desaparecidas por los efectos de un tsunami provocado por el temblor. El gobierno, incluso, llegó a evacuar a la población costera de la remota isla de Pascua –a 4000 kilómetros de Chile- ante las informaciones de que una ola gigante se dirigía a este enclave chileno situado en medio del océano Pacífico.
El temblor también se percibió con fuerza en Argentina, donde causó al menos una víctima mortal, un niño de 8 años al que le cayó un muro en la ciudad norteña de Salta. El sismo se notó en muchas localidades argentinas limítrofes a la cordillera de los Andes, como Mendoza, desde donde parte la principal vía de comunicación con Chile a través del Paso de los Libertadores. Esa carretera sufrió algunos desprendimientos, que complicaban al acceso y creaban la imagen de incomunicación del país. Los efectos, aunque minimizados, llegaron incluso a sentirse en la capital argentina, Buenos Aires, situada a más de mil kilómetros de Chile.
El aeropuerto de Santiago fue cerrado tras el temblor, provocando la cancelación de todos los vuelos, incluidos la mayoría de la aerolínea Lan, que habitualmente hacen conexiones en la capital chilena antes de volar a otros destinos internacionales. De hecho, la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, fue una de las afectadas, ya que tuvo que descender en Buenos Aires cuando se dirigía a Chile para participar, el martes, en la inauguración del V Congreso de la Lengua Española. Los Reyes debían abrir el encuentro, que quedó suspendido. También fue suspendida la última jornada del Festival de la Canción de Viña del Mar, que debía haber acabado ayer con normalidad, aunque su final fue abrupto.
La incomunicación aérea provocó que quienes querían arribar a Chile se aventuraran por los pasos terrestres que permanecían abiertos. Por ello, muchos periodistas volaron hasta la ciudad andina de San Carlos de Bariloche para intentar cruzar directamente por carretera hasta el sur de Chile y aproximarse a la zona más devastada por el seísmo.
Por otra parte, unos 200 presos de una cárcel de Chillán, a 400 kilómetros de Santiago, lograron escapar cuando el temblor provocó el derrumbe de un muro exterior. La cifra de delincuentes huidos inicialmente era mayor, pero la policía logró recapturar a unos setenta.
El gobierno chileno decidió postergar el inicio de las clases desde Santiago hasta el sur del país, que debían comenzar mañana, tras las vacaciones veraniegas.
El Servicio Geológico de los EE.UU. informó que tras el temblor de 8,8 grados Richter se produjeron, al menos, 58 réplicas en la región. Algunas de las cuales han superado la magnitud 6 en la escala de Richter. Por su parte, el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile hablaba de una intensidad de 8,3 grados Richter.
La ministra de Vivienda, Patricia Poblete, confirmó ayer que en todo el país hay al menos "medio millón de familias afectadas", las cuales han sufrido daños en sus domicilios.
Chile ostenta el récord del terremoto registrado de mayor intensidad de la historia mundial.Fue en 1960, con epicentro en la ciudad sureña de Valvidia –no muy alejada de donde estuvo el epicentro de ayer- y registró una intensidad de 9,5 grados Richter, causando la muerte de 1.655 personas. Desde 1985 los chilenos se han preguntado constantemente cuándo llegaría el próximo terremoto.
En Chile, no había conversación sobre terremotos donde los interlocutores no recordasen dónde se encontraban aquel 3 de marzo de hace veinticinco años. Lamentablemente, desde ayer tienen otra fecha fatídica para recordar, en un país donde los temblores de menor intensidad se perciben casi a diario.
No obstante, también en Santiago –donde el terremoto del 1985 golpeó con más fuerza- los efectos del temblor se dejaron notar. El suministro eléctrico quedó interrumpido durante las primeras horas tras el movimiento telúrico, pero la compañía Chilectra –filial de Endesa- informó que había restablecido el 80% del servicio.
Las imágenes de carreteras retorcidas, puentes hundidos y las escenas de pánico en las calles del sur chileno no hacían otra cosa que amplificar la sensación de caos en esa zona y en Santiago, donde varios edificios presentaban grietas y amenazaban con venirse abajo. La poblada ciudad portuaria de Concepción, a unos 500 kilómetros de Santiago, fue una de las localidades con más daños.
En los territorios insulares chilenos también hubo víctimas. En el pequeño archipiélago de Juan Fernández, a unos 600 kilómetros de Valparaíso, murieron tres personas y otras trece permanecían desaparecidas por los efectos de un tsunami provocado por el temblor. El gobierno, incluso, llegó a evacuar a la población costera de la remota isla de Pascua –a 4000 kilómetros de Chile- ante las informaciones de que una ola gigante se dirigía a este enclave chileno situado en medio del océano Pacífico.
El temblor también se percibió con fuerza en Argentina, donde causó al menos una víctima mortal, un niño de 8 años al que le cayó un muro en la ciudad norteña de Salta. El sismo se notó en muchas localidades argentinas limítrofes a la cordillera de los Andes, como Mendoza, desde donde parte la principal vía de comunicación con Chile a través del Paso de los Libertadores. Esa carretera sufrió algunos desprendimientos, que complicaban al acceso y creaban la imagen de incomunicación del país. Los efectos, aunque minimizados, llegaron incluso a sentirse en la capital argentina, Buenos Aires, situada a más de mil kilómetros de Chile.
El aeropuerto de Santiago fue cerrado tras el temblor, provocando la cancelación de todos los vuelos, incluidos la mayoría de la aerolínea Lan, que habitualmente hacen conexiones en la capital chilena antes de volar a otros destinos internacionales. De hecho, la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, fue una de las afectadas, ya que tuvo que descender en Buenos Aires cuando se dirigía a Chile para participar, el martes, en la inauguración del V Congreso de la Lengua Española. Los Reyes debían abrir el encuentro, que quedó suspendido. También fue suspendida la última jornada del Festival de la Canción de Viña del Mar, que debía haber acabado ayer con normalidad, aunque su final fue abrupto.
La incomunicación aérea provocó que quienes querían arribar a Chile se aventuraran por los pasos terrestres que permanecían abiertos. Por ello, muchos periodistas volaron hasta la ciudad andina de San Carlos de Bariloche para intentar cruzar directamente por carretera hasta el sur de Chile y aproximarse a la zona más devastada por el seísmo.
Por otra parte, unos 200 presos de una cárcel de Chillán, a 400 kilómetros de Santiago, lograron escapar cuando el temblor provocó el derrumbe de un muro exterior. La cifra de delincuentes huidos inicialmente era mayor, pero la policía logró recapturar a unos setenta.
El gobierno chileno decidió postergar el inicio de las clases desde Santiago hasta el sur del país, que debían comenzar mañana, tras las vacaciones veraniegas.
El Servicio Geológico de los EE.UU. informó que tras el temblor de 8,8 grados Richter se produjeron, al menos, 58 réplicas en la región. Algunas de las cuales han superado la magnitud 6 en la escala de Richter. Por su parte, el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile hablaba de una intensidad de 8,3 grados Richter.
La ministra de Vivienda, Patricia Poblete, confirmó ayer que en todo el país hay al menos "medio millón de familias afectadas", las cuales han sufrido daños en sus domicilios.
Chile ostenta el récord del terremoto registrado de mayor intensidad de la historia mundial.Fue en 1960, con epicentro en la ciudad sureña de Valvidia –no muy alejada de donde estuvo el epicentro de ayer- y registró una intensidad de 9,5 grados Richter, causando la muerte de 1.655 personas. Desde 1985 los chilenos se han preguntado constantemente cuándo llegaría el próximo terremoto.
En Chile, no había conversación sobre terremotos donde los interlocutores no recordasen dónde se encontraban aquel 3 de marzo de hace veinticinco años. Lamentablemente, desde ayer tienen otra fecha fatídica para recordar, en un país donde los temblores de menor intensidad se perciben casi a diario.
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