Literatura: La cámara oscura

JESÚS FERRERO 26/02/2011



Cabe preguntarse si alguna vez Perec dejó de divertirse escribiendo. Sus últimas obras editadas en castellano dan razón de la gran capacidad que tenía para el humor este escritor excepcional. Adentrarse en La cámara oscura, libro en el que Perec describe 124 sueños que soñó desde el año 1968 al año 1972, es tan divertido y desconcertante como leer su anterior libro: ¿Qué pequeño ciclomotor de manillar cromado en el fondo del patio? En la obertura de La cámara oscura, Perec nos advierte que escribir un sueño es traicionarlo, y que cuando uno empieza a escribirlos cae muy pronto en la tendencia de soñar para escribirlos, convirtiendo el ejercicio de soñar en un ejercicio literario. A él le pasó y este libro es el resultado. Casi todos los sueños que nos muestra tienen elementos y efectos cómicos, que dicen mucho de su autor. Estamos en las antípodas del soñador trascendente que busca mundos interiores y presuntamente resplandecientes. Los sueños de Perec resultan cómicos por su confrontación con lo real, que en el universo del sueño hallan significados que no esperábamos y que nos divierten. Muchos de los sueños tienen entidad de cuentos, relatos y microrrelatos, perfectamente logrados. Algo sorprende en ellos: todos te proyectan hacia el mundo y hacia las situaciones absurdas del mundo, a veces tan parecidas a las de los sueños. Por eso el libro acaba con la siguiente cita de Harry Mathews: "El laberinto no conduce a ningún lado salvo al exterior de sí mismo".




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