Cultura: El arte moderno y su destino soviético


RUTA EN CONSTRUCCION. 1932 de Nikolay Karakhan, está en la colección de Nukus. Colección Savitsky/ Museo estatal de Karakalpakstan

Un tesoro de pinturas que Stalin odiaba está en peligro: el mismo documental que le dio reconocimiento internacional le trae problemas puertas adentro.

POR ELLEN BARRY - The New York Times





Hay un museo en el interior reseco de Uzbekistán que es conocido principalmente por periodistas y amantes del arte que regresaron de la lejana ciudad de Nukus con una mirada deslumbrada y un relato asombroso, como si hubieran dado con la cueva de Ali Baba. Ahora "El desierto del arte prohibido", un documental de origen estadounidense, trata de atraer la atención internacional sobre el Museo de Arte del Estado de Karakalpakstán y el hecho de que alberga una de las colecciones más grandes del mundo de arte de la vanguardia rusa.

Sin embargo, a fines del año pasado funcionarios uzbecos sorpresivamente dieron al museo un plazo de 48 horas para evacuar uno de sus dos edificios de exposición.

El edificio permanece vacío desde entonces, y más de 2.000 obras ya no están expuestas.

Su directora, Marinika M. Babanazarova, que custodió valerosamente la colección durante 27 años, no fue autorizada a viajar a los Estados Unidos y dijo que los miembros del personal han recibido 15 auditorías del gobierno, en las que se les pide reiteradamente que expliquen sus viajes al exterior y sus contactos con extranjeros.

"Debemos probar que estamos haciendo algo bueno por el país, que no somos una pandilla de bandidos", dijo Babanazarova, de 55 años. "Es una gran satisfacción el hecho de tener reconocimiento internacional. Por otro lado, nos complica la vida".

En los años 1990, cuando llegaron por primera vez occidentales al museo, fue como el comienzo de un cuento de hadas en el mundo del arte. Colgadas en marcos rudimentarios, había obras que pasaban por toda la gama de estilos de comienzos del siglo XX, desde el Fauvismo hasta el Futurismo y el Constructivismo. La colección reunía a artistas soviéticos en su mayoría olvidados que exploraron nuevos rumbos antes de comienzos de los años 1930, cuando Stalin condenó "el arte burgués decadente" a favor de pinturas de trabajadores.

Algunos de los artistas obedecieron; otros fueron encerrados; su obra terminó en altillos y depósitos. Podrían haber permanecido allí si no hubiera sido por Igor V. Savitsky, un coleccionista obsesivo.

Él persuadió a las familias de los artistas de que le confiaran las telas y las llevó en rollos enormes hasta Nukus, la ciudad a la cual se mudó después de visitarla como parte de una expedición arqueológica.

"Es una colección extraordinaria porque realmente cuenta la historia de la zona imprecisa de la vanguardia rusa", dijo John E. Bowlt, director del Instituto de Cultura Moderna Rusa en la Universidad de Southern California en Los Ángeles.

En 1998, un grupo formado por de 85 artistas y estudiosos, viajó en un vuelo charter desde Nueva York para ver la colección. Curadores en Alemania y Francia establecieron acuerdos para exponer partes en Europa, y museos de Estados Unidos y Rusia parecían ser el destino siguiente.

"Los coleccionistas de occidente empezaron a llegar en aviones privados trayendo bolsas de dinero que nos mostraban", dijo Babanazarova a los realizadores de la película. "Por supuesto, tenían muy buen gusto, nos dimos cuenta enseguida - querían las mejores obras".

Sus amigos la instaron a vender algunas pinturas, aunque más no fuese para poder tener en mejores condiciones el resto de la colección. Pero Babanazarova se negó, en parte por temor a que la venta llevara al gobierno a rematar las mejores obras.

Pasados más de doce años, la colección permanece intacta. No obstante, también se mantiene en su mayor parte oculta al público.

El Ministerio de Cultura uzbeco ha rechazado sistemáticamente las invitaciones a exhibir la colección en el exterior.

No hay una explicación clara para esta política.

Las autoridades uzbecas han hecho demostraciones de apoyo a la colección. En 2003, el propio presidente, Islam A. Karimov, viajó a Nukus para inaugurar un nuevo edificio del museo, y Savitsky recibió un honor estatal póstumo.

Los que apoyan al museo dicen que no tienen idea de lo que tiene pensado hacer el gobierno. "El desierto del arte prohibido", dirigido por Amanda Pope y Tchavdar Georgiev, pone de manifiesto las diferentes amenazas que enfrenta la colección. Los directores están especialmente preocupados por lo que podría ocurrir sin los esfuerzos de la señora Babanazarova, que es constantemente sometida a interrogatorios por los funcionarios uzbecos.

Para Babanazarova, la desconfianza de los funcionarios podría reflejar simplemente el incordio que genera la extraña historia de Stavitsky. "Ellos no la creen ­que un bicho raro como Savitsky la haya reunido y que otro grupo de bichos raros esté conservando la colección", dijo. "Hay algo que a los funcionarios no les suena lógico". 








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