Pensamiento: Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI
CECILIA BALLESTEROS 30/07/2011
Ensayo. Clausewitz escribió que la geografía es un factor determinante en la historia y la estrategia de la guerra. El conocimiento del terreno y aprovechar su ventaja han sido elementos decisivos para obtener la victoria, tanto como la escasez de recursos fue durante siglos una de las razones constantes para el inicio de los conflictos. Así ha sido y sigue siéndolo, pero donde antes era la naturaleza, con sus sequías, inundaciones y desastres, quien imponía las leyes ahora es la acción del hombre sobre esa naturaleza la que puede estar provocando las nuevas guerras. A medida que el calentamiento climático avance, la guerra volverá a definir la vida de la humanidad en el siglo XXI. Ya hay ejemplos probados de la relación entre clima y violencia en conflictos como los de Ruanda y Darfur, aunque los medios tiendan a presentarlos como meros enfrentamientos étnicos. Con esta desalentadora premisa, Harald Welzer, prestigioso psicólogo social alemán, colaborador habitual de los semanarios DerSpiegel y DieZeit y experto en el Holocausto, alerta de que las consecuencias del calentamiento global, el mayor problema de nuestro tiempo e hijo del desarrollo descontrolado, no son sólo catastróficas para la ecología, sino para el orden social. Para ilustrarlo, el libro se abre con la foto y un primer capítulo dedicado a un buque alemán de esclavos encallado en 1909 frente a las costas de Namibia y hoy cubierto por el desierto como metáfora del encallamiento de Occidente, cuyo modelo económico se basa en la fagocitación de las reservas del planeta. La emulación de este sistema por parte de los países emergentes, con China e India en primer lugar, pese a sacar de la pobreza a millones de personas, conducirá, según el autor, a una situación en la que la escasez de recursos y la lucha por la supervivencia desatarán en las zonas más desfavorecidas conflictos sin fin, éxodos masivos (los llamados "refugiados climáticos") y un aumento de la inmigración ilegal, unas tensiones que terminarán afectando a las fronteras de las sociedades industrializadas. Welzer, que ejerce de profeta sombrío, está convencido de que la humanidad ha adoptado un rumbo ecológicamente insostenible para el que no hay salvación, ni siquiera la tecnológica, aunque apuesta sin mucha esperanza por un cambio cultural y la puesta en marcha de nuevos organismos internacionales. El libro es exhaustivo en ejemplos de cómo los seres humanos se han matado unos a otros en el pasado y en el presente (entre otros, el Holocausto, que sería no una excepción histórica sino una inquietante posibilidad dentro de sociedades democráticas, guerras de superioridad como Vietnam, los "ecocidios" de Darfur y la isla de Pascua, cuya deforestación llevó al aniquilamiento de su civilización y que ya retrató Jared Diamond en "Colapos") y su lectura resulta apasionante. Welzer puede exagerar su pesimismo en ocasiones, pero sus advertencias deberían servir de aldabonazo en las conciencias de los ciudadanos del siglo XXI.
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