música: a 16 años de Nevermind
La crítica al disco clave de Nirvana, publicada en la edición de noviembre del 91 de Rolling Stone USA:
Nevermind [3 estrellas]
A pesar de los ataques de nervios que crónicamente sufren los fanzines cada vez que un héroe del rock independiente firma contrato con uno de los principales sellos discográficos, han existido insobornables estrellas del post-punk, desde Hüsker Dü a Soundgarden, que han desembarcado en el mundo de las corporaciones sin corromper su música. Más frecuentemente, sin embargo, las ambiciosas bandas "del under" se aferran a sus principios como un ancla, sumiéndose en las profundidades del fracaso comercial. La integridad, sin dudas, es una pesada carga para quienes se proponen escalar los ránkings.
Liderados por el cantante y guitarrista Kurt Cobain, Nirvana es la última de las bandas surgidas del underground que ha sabido probar la tolerancia del gran público a la música alternativa. Debido a la estrechez de la porción del público que disfruta del rock de guitarras no metalero, la versión de la verdad de de este trío del estado de Washington probablemente sea tan creíble como la de cualquiera. Una dinámica mezcla de power chords, frenética energía y sobriedad sónica, Nirvana erige sólidos edificios melódicos (hard rock del pegadizo, cuyos exponentes principales serían los Replacements, Pixies y Sonic Youth), que luego se ocupa de demoler con gritos desaforados y caóticas explosiones guitarrísticas. Cuando Cobain se pone punk, y su voz, un instrumento muy versátil, deja de acariciar para raspar a fuerza de gritos desencajados, el bajista Chris Novoselic y el baterista Dave Grohl aportan el elemento decisivo de control y equilibrio para evitar que las canciones se desintegren en el caos. Si bien Nirvana no está haciendo nada verdaderamente nuevo, Nevermind tiene las canciones, el carácter y el espíritu confiado de algo que es mucho más que la reformulación de un puñado de los éxitos de mayor octanaje del rock universitario.
El debut de Nirvana se remonta a Bleach, lanzado en 1989, que pasó sin pena ni gloria. Si ese disco era una mezcla recalentada de riffs metaleros de los setenta, el corazón de Nevermind es pura adrenalina pop, y el material que contiene es incomparablemente superior, como lo plasma con rabiosa claridad el productor Butch Vig, quien comparte con la banda los créditos de producción.
Salpicadas con ocasionales (y presumiblemente intencionales) errores de grabación, la mayoría de las canciones (como "On a Plain", "Come As You Are" y "Territorial Pissings") tipifican la habilidad de la banda para introducir la sutileza en un contexto abigarrado y ruidoso. Ubicándose en los extremos estilísticos del disco, "Something in the Way flota en una nube translúcida de guitarras acústicas y cellos, mientras que "Breed" y "Stay Away" son puro estrépito: esta última, de hecho, termina con una impactante explosión.
Demasiado a menudo, las bandas "del under" malgastan sus esfuerzos en discos que no están preparados para hacer, y luego dilapidan sus fuerzas e inspiración en arduas giras. Nevermind encuentra a Nirvana en la encrucijada: rotos gladiadores del garaje que han puesto los ojos en tierra de gigantes.
Ira Robbins
(RS 618 – 28/11/1991)
http://www.rollingstonela.com/musica/musica_cs.asp?tema_id=306¬a_id=947039
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