Arte: El Guggenheim de Nueva York dedica una retrospectiva a la obra de Louise Bourgeois

La muestra incluye pinturas, murales y esculturas hechas en papel, plástico, látex, mármol...

EFE
Una exposición retrospectiva sobre la extensa carrera de Louise Bourgeois, considerada como una de las artistas contemporáneas más importantes, abre sus puertas este sábado y permanecerá abierta hasta el próximo 28 de septiembre en las galerías del museo Guggenheim de Nueva York.

Se trata de una muestra que recorre todos los aspectos creativos de la nonagenaria artista francesa, con 150 obras que incluyen pinturas, trabajos en papel, madera y cristal, murales hechos con objetos recogidos de la calle y esculturas de distintos materiales, como mármol, metal, plástico y látex.

Nacida en París en 1911, desde muy pequeña Bourgeois ayudó a sus padres en el negocio de restauración de tapices que regentaban e inició sus estudios artísticos en la capital francesa con artistas de la talla del pintor Fernand Léger, antes de emigrar a Nueva York en 1938, tras su boda con el historiador de arte estadounidense Robert Goldwater.

Desde la Gran Manzana ha permanecido a la vanguardia de las artes visuales durante siete décadas, configurando una singular visión creativa en la que se aprecian toques del surrealismo, expresionismo, postminimalismo y el arte abstracto.

Los traumas de la infancia
Bourgeois, que ha supervisado la exposición, explicó que en su extensa carrera artística ha influido significativamente su infancia, y los traumas provocados por la pérdida de una madre joven y la traición de su padre por mantener una relación sentimental con su profesora de inglés.

Como expresión de las emociones surgidas de sus vivencias personales, en su producción artística destacan las figuras humanas deformadas y los conceptos abstractos, que en sus comienzos profesionales se plasmaron en cuadros para derivar con los años en esculturas en las que Bourgeois explotaba las posibilidades de materiales maleables como el látex, la resina y la escayola.

Siguiendo la estructura en espiral que caracteriza al museo neoyorquino, el espectador pasa por las diferentes obras, dispuestas en orden cronológico, entre las que destacan una escultura en forma de araña gigante (2003) y otra que representa una escena de canibalismo, La destrucción del padre (1974).

La parte final del recorrido está dedicada a las famosas Celdas que la artista comenzó a crear en la década de los noventa: obras en forma de pequeñas habitaciones cercadas en las que se colocan tanto objetos de Bourgeois como cosas recogidas de la calle.

Para completar la muestra retrospectiva, el museo ha organizado una exposición de fotografías y diarios de los archivos privados de la artista, que reflejan su historia personal desde su infancia en la Francia del periodo en entreguerras hasta su actual día a día en Nueva York, y que podrán verse hasta el próximo 12 de septiembre.

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