Debate: Un coleccionismo no neutral

Por Laura Revuelta



Hablar de coleccionismo y de colecciones de arte contemporáneo hoy casi se ha convertido en una vulgaridad, en un alarde de nuevos ricos con titulares a cinco columnas. Da igual lo que se compra y cómo se compra con tal de llevárselo puesto como una marca más de una falsa distinción que no diferencia demasiado entre poseer un equipo de fútbol, un Bacon o un Freud. Tanto monta, monta tanto, mientras ocupen los primeros puestos de las listas de lo más caro. No damos nombres. Se trata de no hacerles demasiado el juego y aquí, en estas líneas, son una mera excusa para desembocar en las virtudes del coleccionismo privado bien entendido. Siempre nos quedará Suiza, que para esto del arte también es un paraíso.

Hace poco, escribía en las paginas de este suplemento de Guy y Miriam Ullens, un matrimonio suizo que presentaba en Pekín, en un museo construido ex profeso, su colección de arte chino contemporáneo. Por supuesto, no es flor de un día ni para un día. En este caso, se trata de la colección Daros, con sede en Zúrich, y que acaba de abrir sucursal en Brasil, en Rio de Janeiro, especializada en arte iberoamericano. Parte de los fondos de esta última se exponen actualmente en el centro Tabakalera de San Sebastián. Dos ejemplos de rigor en un mar de dudas.

De marcada personalidad. Por otro lado, curiosamente, este gran espacio para el arte y la creación que es Tabakalera, cuyas obras de reforma están a punto de empezar, parece haber encontrado el gusto por exponer colecciones privadas de marcada personalidad. Hace dos veranos, cuando abría sus puertas por primera vez, trajo la colección Lemaître (otro matrimonio, en este caso de origen francés) especializada en vídeo. Un ejemplo más de las cosas bien hechas, o por auténtico amor al arte, aunque éste lleve detrás muchos ceros. La colección Daros, sin duda, también los lleva, porque reúne lo más granado y cotizado de la creación iberoamericana contemporánea, que, como bien explica el título que se ha puesto a esta muestra de Tabakalera, No es neutral. Hoy, nada ni nadie que venga del otro lado del charco con ganas de comerse el mundo con su arte o su escritura debajo del brazo se permite el lujo de vivir en el limbo de la inocencia o del no querer saber. Se mira a la realidad muy de cara y se reta muy de frente.

El arte es política por los cuatro costados, manifiesto, discurso hasta mitin o proclama... Tiene muy claro lo de no ser neutral. Tal vez porque no puede permitirse el lujo de serlo, inmerso como está en una realidad dura como pocas. Lo cortés y lo valiente no quita que esas críticas se paguen en algunos casos muy caras, a precio de oro. Pero ahora no vamos a entrar en las contradicciones del mercado del arte contemporáneo; demasiado hemos esbozado ya.

Con la mirada clavada. El mexicano Rafael Lozano Hemmer, a quien hemos visto varios años seguidos en Basilea en ArtUnlimited, abre el recorrido con su pieza Tensión superficial. Un gran ojo, atrapado en una pantalla de televisión, sigue tus movimientos cual vigía al que no se le mueve ni una pestaña. Pura tecnología aplicada al arte que es lo que a Hemmer le gusta. Ahora haremos un inciso para decir que cuánta razón tiene una galerista española cuando apunta que lo de meterse (o que te metan) en el escaparate de ArtUnlimited es importantísimo para un artista joven; de ahí a otro paraíso. He aquí un buen ejemplo. Cerramos el paréntesis. Valeska Suárez, al igual que Ernesto Neto, también presente, juegan a la sensualidad más que al ataque, con sus trabajos Vanishing Point y Humanoides, pero son la excepción que confirma la regla de la no neutralidad. Regina J. Galindo, tal vez se encuentre en el otro extremo, en el más radical, con sus vídeos, al igual que Priscilla Monge. En otra nota a pie de página, debemos apuntar que en el caso del arte iberoamericano son las mujeres, en su mayoría, las que asumen un papel más comprometido, muy en la estela de las pioneras de la performance. Puede que sus luchas se multipliquen entre las injusticias sociales y las de la propia condición femenina.

Un vaivén crítico y poético. En el centro de todo este vaivén entre crítico y poético, en muchos casos, se encuentra la gran pieza del reciente Premio Velázquez de Artes Plásticas, el brasileño, Cildo Meireles, titulada Como construir catedrales. Toda una nave de este gran Centro para la teatralidad de una obra que quiere evocar las misiones jesuitas en Brasil. Con un techo de huesos y un suelo de monedas, la metáfora aflora en las conexiones entre lo espiritual y lo material.

Fernando Arias, con su ataúd hecho con piezas del Lego, un homenaje a los niños muertos en la guerra de la droga; la cubana Tania Bruguera y sus instalaciones sonoras que evocan la más cruda represión carcelaria; Óscar Muñoz y sus espejos que esconden el rostro de personas ya fallecidas, de esquelas, que al soplar sobre ellos salen a la superficie, o sus retratos pintados con agua que nunca se completan del todo; los dibujos animados de Lázaro Saavedra, que, tras la aparente sencillez del trazo, esconden un juego de ironías y críticas muy remarcadas; el cubano Tonel, que con bloques de hormigón construye una evidente metáfora sobre el futuro incierto de la isla, condenada a hundirse por su propio peso... Aquí nadie es neutral, respire por donde respire, como apuntan el propio coleccionista «se trata de tender hilos que podrán ser tramados y enlazados de diversas maneras, una y otra vez».






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