Música: Rita Lee, la manía de ser auténtica

Conocida en la Argentina por su hit "Lanza perfume", la cantante paulista muestra su vida, obra y milagros en una singular "biografitti" de tres DVD. Rock, erotismo y mirada femenina producen una notable lección de arte popular



Por Leonardo Tarifeño
De la Redacción de LA NACION

Lo primero que dice en esta biografía audiovisual resulta una buena definición de sí misma: "Siempre me pareció que las niñas buenas son aburridas. A mí me gusta remar contra la corriente, desafiar la autoridad... Es algo que traigo desde la cuna. Y me encanta mantener mi fama de mala".

Rita Lee, la mayor diva rockera de Brasil, la responsable de "la mejor educación sexual que se les ha dado a varias generaciones", en palabras de Tom Zé, llega a la Argentina para contar la verdadera historia de la voz detrás de la célebre y provocadora "Lanza perfume". El formato elegido es el proyecto de la serie Biografitti ideado por la elegantísima discográfica carioca Biscoito Fino, que consta de tres DVD con entrevistas, fragmentos de conciertos y un invalorable material de archivo de quien fuera la cara bonita del tropicalismo de Caetano Veloso, Gilberto Gil y, last but not least, Os Mutantes. Dueña de una sinceridad a prueba de balas (o mejor dicho, de ego), aquí Rita habla y se exhibe, recuerda sus años como testigo privilegiada del proceso creativo de Caetano y Gil, explica que entre los versos ultraeróticos de "Mania de você" hay una tarde de sexo monumental, cuenta por qué la echaron de Os Mutantes y, en definitiva, dibuja el retrato impúdico de una artista insoslayable, el eslabón perdido entre Gal Costa y Cazuza, la desfachatez alegre y eléctrica en el país de la bossa nova .

Rita no es una ingeniera de la armonía -como João Gilberto- ni una intelectual del verso concreto -a la manera de Caetano- ni mucho menos una musa de la voz y la melancolía -en la línea de Elis Regina-. Se trata de una figura audaz y singularísima, una irrupción sin par en el rico y complejo mapa de la música popular brasileña de los últimos cuarenta años.

Hija de un masón que adoraba el esoterismo y los ovnis y de una pianista "mucho más católica que el Papa", la adolescente Rita hizo estallar una bomba en el corazón burgués de su hogar paulista cuando incendió el teatro de su escuela. Como efecto de esa explosión llegaría el enlace de las Teenage Sisters, su primer grupo, con los chicos de Wooden Faces, boda simbólica de la que, tras varias idas y vueltas, surgirían Os Mutantes, banda que hoy se conoce en no pocos rincones del mundo por ser una de las preferidas de David Byrne y que, en su momento, participó del ya mítico Panis et Circenses con el que Gil y Caetano patearon el tablero musical de su país. El rock entre psicodélico y sencillamente mal tocado del grupo encontró una referencia de modernidad en la lógica tropicalista de Gil, primero, y de Caetano, después, ambos responsables de que Os Mutantes comenzaran a sonar brasileños y, sobre todo, únicos e inimitables.

"Era una locura -recuerda Rita en Ovelha Negra, el primer DVD de su "biografitti"-, ellos componían en papelitos, a la vista de todos, y uno se acercaba y les preguntaba si se podía poner algo tipo Chacrinha, o Jimi Hendrix... y siempre estaba bien. Valía todo. Era una libertad creativa impresionante, y eso que hablo de tiempos de dictadura. No se trataba de ser más libre porque había represión, el famoso efecto contrario, no, para nada. Era libertad más allá de todo."

Cobijada por sus héroes tropicalistas, Rita nació, creció y se desarrolló como un auténtico espíritu libre, con la mira puesta en el pop rock clásico pero con vuelos insospechados hacia una poesía erótica muy distante de las sutilezas de la bossa nova. En el DVD Ovelha Negra , esa síntesis brilla especialmente en el fragmento dedicado al show en el que Rita comparte escenario con Caetano para interpretar nada menos que "Eu sou terrível", rockito de Roberto y Erasmo Carlos que no tiene ninguna relación con las tradiciones más potentes de la música popular brasileña actual, como pueden ser el samba, el tropicalismo, la bossa nova , el axé o la canción romántica. Lo de Rita es rock, pero "rock carnavalesco", esa insólita fusión rupturista de la energía del rock con la sensualidad borracha del carnaval carioca. "Muchas veces me han dicho que hago música de motel, y me encanta que me digan eso porque, en definitiva, el motel es donde se hace el amor -cuenta la biografiada-. Yo no sé si es así, pero me doy cuenta de que en muchas de mis canciones hay una desvergüenza que no llega a ser obscena, a la manera de las marchinhas que se tocan en las calles durante el Carnaval. Es eso mismo, pero en tiempo de rock".

Lo curioso es que, a pesar de su talante innovador y heterodoxo, el rock brasileño no es, ni de lejos, una de las marcas de exportación de la música de su país. Raul Seixas, Cazuza y hasta el primer Roberto Carlos son todavía misterios a conocer fuera de las fronteras verdeamarelhas, y tal vez por eso esta "biografitti" resulta tan valiosa y oportuna.

En estos DVD se descubren las direcciones creativas hacia las que, en oposición, el rock argentino avanzó con pasos poco decididos, como el hedonismo pícaro ("Baila comigo"), la poesía romántica directa y sin vueltas, pero refinada ("Ando meio desligado"), la mirada femenina y pecaminosa a la vez ("Fruto proibido" o la increíble "Flagra", en la que la protagonista se ríe de ser descubierta haciendo el amor en el cine) y muy especialmente el altísimo voltaje erótico de piezas como "Lanza perfume" y "Mania de você", cantada además por Elis Regina y Gal Costa, entre otras. En "Lanza perfume" (en realidad, una apología de una droga que aún hoy se vende a la entrada de los bailes funk de Rio de Janeiro o a la entrada de algunos estadios de futbol), la mujer le pide al hombre que la ponga de cabeza, o simplemente de la mejor manera posible para hacer el amor tratándola "como un trapo"; en "Mania de você", el reclamo es para no hacer más nada que estar tirados en la cama, porque los placeres del (buen) sexo llegan por telepatía. "Comer un fruto que está prohibido / ¿no te parece irresistible?", canta la Rita de su primer disco solista tras la disolución de Os Mutantes, y su provocación sexual parece tan ingenua y poderosa como los pies que se tocan debajo de una mesa para hacer lo que todos desean aunque no deban. Ese gesto sin grandilocuencias, dirigido solamente a pasarlo bien sin que haya "nada mejor que no hacer nada" ("Mania de você"), definió a Rita y abrió una ventana de frescura en el rock de una época que, en la Argentina, se vivía bajo las dosis de hermetismo spinettiano o el exceso metafórico de Serú Girán.

Verso de Caetano en "Sampa" ("ainda não havia para mim Rita Lee / a tua mais completa tradução..."), niña mala sexagenaria y heroína más allá del Bien y del Mal ("hoy puedo decir que bajo el efecto de las drogas compuse mis mejores canciones, y las peores también"), Rita Lee parece aprovechar esta "biografitti" para poner su obra y herencia a disposición.

Para el curioso argentino, el impacto es mágico y misterioso porque desarrolla la línea creativa y vital de una artista sin complejos ni grandes ambiciones, que precisamente por esa actitud alcanza cimas insospechadas hasta para la artista en cuestión. "Tengo mis supersticiones antes de subir a un escenario. Por ejemplo, siempre pido un poquito, aunque sea una parte muy chiquita, de la voz de Elis Regina...", dice en el DVD Baila comigo , convencida de que con su propia voz no llega muy lejos. Sin embargo, como parece que es todo en Rita, las limitaciones se transforman en desfachatez y, finalmente, en una virtud que la singulariza. Tal vez ella misma sepa que no necesita la voz de Elis Regina para hacer lo suyo. Como cualquiera que vea esta "biografitti" puede advertir, para ser uno mismo hay que limitarse a ser uno mismo. No es otra la lección de Rita Lee, que así acompaña e inspira a todo aquel decidido a dejarse llevar.

© LA NACION







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