Cultura: Inauguran una muestra en Alemania sobre "prácticas artísticas subversivas" en tiempos de represión
Una exposición en Stuttgart reúne más de 300 trabajos de artistas de Sudamérica y Europa del Este que muestran cómo funcionaba el campo de las artes independientes entre los años 60 y 80, durante la represión de las dictaduras militares o los regímenes comunistas.
La obra que se exhibe apenas se entra ya no existe. "El bosque de carteles de protesta" de Gyula Pauer sólo duró un día en 1978 y fue destruido por las autoridades. Las fotografías que se ven ahora en la Asociación de arte de Württemberg de Stuttgart hasta el 2 de agosto son los únicos testigos que quedaron y mediante las cuales la obra ha sido traducida y reconstruida, para la exposición "Prácticas subversivas: el arte bajo la represión política", que se abre mañana sábado al público.
Una faceta de la exposición es: "Bajo difíciles circunstancias políticas es posible el arte, incluso el muy bueno", según afirma Iris Dressler, directora de la Asociación de arte de Württemberg. La exposición no muestra sólo arte, sino que también explica las prácticas que hay detrás.
¿De qué forma evitaron los artistas la censura? ¿Cómo se opusieron a los sistemas de poder? "Los cuerpos así como la apropiación del lenguaje, del espacio público, de los medios y del sistema postal jugaron un papel central", afirma Dressler.
Los trabajos provienen de la antigua RDA, Hungría, Rumania, la ex URSS y España, y también de países hispanoamericanos como Chile, Brasil, Argentina y Perú. Se señalan los casos especiales en los distintos ámbitos así como las relaciones entre los artistas. La sección "redes" muestra cómo la Universidad de Sao Paulo funcionó en tiempos de dictadura militar como eje de la escena internacional del Mail-Art. A través de la red postal, los artistas intercambiaban experiencias. Otras secciones de la muestra abarcan formas artísticas de la ex RDA, Chile o Perú. Trece curadores desarrollaron la muestra en los últimos dos años.
Entre otras cosas se pueden ver trabajos experimentales de todos los ámbitos del arte: fotografía, dibujo, pintura, arte conceptual, performance, cine, video e instalaciones. Muchas obras se ven por primera vez en Europa. Otras fueron reconstruidas para la muestra en Stuttgart.
El grupo de artistas húngaro Indigo, por ejemplo, reconstruyó su hongo atómico de algodón y placas de polietileno expuesto en 1981 en Budapest. Este tipo de reacciones relacionadas con el movimiento pacifista de los años 80 aparecen en los trabajos y reflexiones acerca de la Guerra de Vietnam.
Con mucha ironía, la mayoría de las veces, los artistas se dedican a las estructuras burocráticas de sus países. El argentino Edgardo Antonio Vigo (1928-1997) enterró en 1971 en su patio en la ciudad de la Plata, en la provincia de Buenos Aires, un bloque de madera de cedro y lo desenterró un año después.
La amplia acta estatal al respecto es ahora algo así como arte. De esta forma, Vigo se adelantó a la estrategia de supervivencia de los años siguientes en Argentina: el entierro de libros cuya posesión era peligrosa.
Uno de los trabajos más recientes corresponde a Cornelia Schleime, que pudo abandonar la RDA en 1984 después de su quinto pedido de salida y la amenaza de una huelga de hambre. Después de acceder más tarde a sus propias actas de la policía secreta de la RDA, la Stasi, las cubrió de forma irónica con fotos suyas. "La investigada usa vestimenta occidental", observó la seguridad estatal en 1982.
El objetivo "es mostrar el sentir de los artistas sobre nuestra historia y memoria sin pretender un realismo documental, apuntando a la construcción colectiva y la expresión simbólica de qué nos sucedió a los argentinos" con el último golpe de Estado, dijo a Télam el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde.
"El camino de la memoria se va construyendo de la misma manera en que recordamos, no tiene una línea, se avanza con fragmentos que no responden a una cronicidad y por eso es importante el aporte de los artistas", apuntó por su parte el titular del centro cultural, Eduardo Jozami.
Luego de recorrer lo que fue el centro ilegal de detención y torturas por donde pasó el mayor número de desaparecidos del país, los artistas regresaron al centro cultural, instalado en uno de los edificios que formó parte del Centro de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra Naval durante la dictadura.
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/05/29/_-01928930.htm
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