Fotografía: Un punto de vista

HORACIO COPPOLA. Londres, 1935 . Foto:GENTILEZA JORGE MARA - LA RUCHE
 

Fotografías de los viajes de Horacio Coppola por ciudades europeas y puertos de Brasil, en los años 30, sorprenden en una muestra montada por Jorge Mara

 
 

Por Delfina Helguera 
Para LA NACION - Buenos Aires, 2009 

Horacio Coppola (Buenos Aires, 1906) era un joven sin una vocación definida cuando viajó a Europa en el año 1931. Su hermano Armando lo había iniciado en la fotografía y en la frecuentación de los intelectuales de su época. Asistió a las conferencias que dictó Le Corbusier en su visita a Buenos Aires en 1929 y colaboró con dos fotos para el Evaristo Carriego de Borges. Sin saberlo, estaba por emprender un viaje iniciático que cambiaría su mirada, aunque la inquietud y la experimentación eran ya parte de su personalidad. Recorrió España, Francia, Italia y Alemania, y hacia el final del viaje compró su primera cámara Leica, lo que le permitió tomar imágenes de alta calidad y al mismo tiempo jugar con los encuadres y proporcionar una ductilidad antes impensada para los fotógrafos que usaban la máquina de cajón.

Es aquí donde se sitúa temporalmente la muestra de fotografías en la galería Jorge Mara - La Ruche: durante el regreso de su primer viaje a Europa, con las fotos tomadas en los puertos de Brasil en que atracaba el barco que lo devolvería a su ciudad (San Salvador, Río de Janeiro, Santos), que ya muestran, al decir de Jorge Mara, "un punto de vista coppoliano", el de un fotógrafo absolutamente en sintonía con todos los preceptos modernistas. Desconocemos si en este primer viaje vio las fotos de la vanguardia en Europa, o qué es lo que lo influyó, pero ciertamente se impregnó del espíritu de la época para brindarnos imágenes bellísimas e inusuales por sus encuadres y motivos. Chalupas con vendedores de frutas vistas desde arriba, las chimeneas de los barcos, las ciudades desde ángulos inusitados: el ojo del fotógrafo moderno ya está presente.

Coppola regresó a Europa en 1932, con un objetivo más definido: estudiar fotografía en la Universidad de Marburgo, en la cátedra de Historia del Arte de Richard Hamann. Quería especializarse en la crítica, empujado por su amigo filósofo Luis Juan Guerrero, pero el azar le tenía reservado otros planes. El Departamento de Fotografía de Marburgo había cerrado y Fritz Heller le aconsejó que se dirigiera a Berlín, a la Bauhaus, donde conoció a Grete Stern (que sería su mujer) y a Peterhans, su maestro. La forma correcta de tomar una foto, según Peterhans, era que el punto de cámara debía decidirse antes de encuadrar con el visor, y no a través del mismo. O sea que la foto ya estaba tomada antes del clic en la mente del fotógrafo. Y las fotos exhibidas ilustran con creces esta postura: su visión de ciudades europeas de entreguerras, como Berlín, Budapest y Londres, entre 1932 y 1935, ofrece imágenes de una Europa pobre y que todavía conserva sus tradiciones. Las fotos de Coppola guardan muchísima similitud con las de sus colegas europeos y estadounidenses. Aunque no circulaban imágenes con tanta facilidad como ahora, es asombroso comprobar en un estudio que hizo Mara buscando en archivos los temas comunes que los movieron a fotografiar la ciudad moderna: las vidrieras, los maniquíes, las bicicletas, los detalles arquitectónicos, las medianeras, los contrastes entre lo nuevo y lo viejo, los mendigos. Hay en todos esos artistas una conciencia, un darse cuenta de que el tema por excelencia del siglo XX sería la ciudad, la urbe moderna. Se percibe una urgencia, un desenfreno por registrar lo que sucede, y al mismo tiempo, un diálogo con el cine, su otra pasión. Hay una mirada atenta a la problemática social y la comunión de imágenes con quienes serán los popes de la fotografía moderna: Moholy Nagy, Brassai (sobre todo en las de París), Cartier Bresson, André Kertész, los grandes alemanes Otto Umber y Germaine Krull. No dejan de asombrarnos tampoco sus coincidencias temáticas con los fotógrafos estadounidenses, como Paul Strand y Edward Weston.

Sacar a la luz estas imágenes permite situar a Coppola entre los fotógrafos modernos y entender mejor sus imágenes posteriores de una Buenos Aires en transformación, que ya forman parte de nuestro acervo patrimonial.

Una mención aparte merece el libro Horacio Coppola. Los viajes, con los CD de las cuatro películas filmadas por el artista. Fue editado por el propio Jorge Mara junto con el el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde recalará la muestra el año próximo.

 

© LA NACION

 

FICHA. Horacio Coppola. Los viajes en Jorge Mara - La Ruche (Paraná 1133), hasta fines de diciembre.

 

 

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1203468

 

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