Debate: Joseph Pérez: «El pecado original de España es ser católica y latina»

El hispanista francés analiza en su ensayo «La Leyenda negra» el encono histórico hacia lo español


FERNANDA MUSLERA / MADRID





Inquisitorial, ignorante, fanática. Esa es la imagen que ha sojuzgado a España desde el siglo XVI y que, en diferentes momentos históricos y por diversas circunstancias, ha servido a unos y otros como elemento de desprestigio. Estigma surgido durante el reinado de Felipe II como reacción del mundo europeo ante el poderío y expansionismo de los Habsburgo y que ha redundado en un complejo de inferioridad interiorizado por parte de los españoles. El prestigioso hispanista francés Joseph Pérez reconstruye en su ensayo «La leyenda negra» el origen y motivación de este discurso descalificador que ha atravesado la historia nacional durante cinco siglos.
«En el siglo XVI como en el siglo XX el país más detestado es al mismo tiempo el país más envidiado y admirado», escribe Pérez a la vez que compara la antigua situación hegemónica de España con la detentada en la actualidad por Estados Unidos. «Cuando una nación dispone de un dinamismo tan extraordinario como el de la monarquía de Felipe II es inevitable que esto suscite en contrapartida una reacción», afirma. Y pone un ejemplo: «Si ahora hablamos inglés en todas partes no es porque sea mucho más eficiente sino porque es el idioma de la economía. Lo decía muy bien Nebrija en 1492: la lengua es la compañera del imperio».
Lo paradójico, sin embargo, es que la leyenda negra no declinó con el fin de la supremacía hispana, sino todo lo contrario: tras la Reforma España pasó a ser sinónimo de fanatismo religioso y atraso. «El mundo moderno es considerado hijo de los anglosajones y de la reforma protestante», sostiene Pérez. Para la Europa del norte «las naciones latinas han perdido su gran oportunidad y no supieron estar a la altura de las circunstancias». Pero, a pesar de lo que se quiere hacer creer («ese mesianismo anglosajón que inspiraba tendencias imperialistas no exentas de racismo», como indica el estudioso), no fue la política la que se puso al servicio de la religión, sino la religión la que sirvió para justificar la política.

Naciones incapaces
«Hay algo de la leyenda negra que ha perdurado y no sé si ha desaparecido totalmente», señala el historiador. Un estigma que parece renovarse con la grave crisis económica. «El Fondo Monetario Internacional, que está formado fundamentalmente por representantes de los países del norte debe pensar, aunque no lo diga, que Grecia, España y Portugal, son naciones incapaces de desarrollarse. El pecado original de estos países es el de ser católicas y latinas», sostiene.
Ese estigma se ha transmitido a toda la cultura hispana. «Al menos hasta los años cincuenta en el cine norteamericano el malo, el sucio, el maleducado era el mexicano o el indio. En los western, el caballero civilizado es el hombre del norte. Ahora son más prudentes», indica Pérez.
Al afán expansionista de España en el siglo XVI se le sumaron las acusaciones por haber actuado de forma infame durante la conquista de América, por la intolerancia de la Inquisición o la difamación de Guillermo de Orange, fundador de la leyenda negra, quien acusó a los españoles de barbarismo y a Felipe II de haber matado a su propio hijo (hecho que el estudioso francés desmiente rotundamente).
Lo cierto es que España no fue ni peor ni mejor que las otras potencias. «La colonización europea de los siglos XIX y XX fue culpable de crímenes semejantes a los cometidos por los españoles», indica Pérez. E incluso defiende la patria de sus padres, emigrantes valencianos: «Que una nación capitalista no haya explotado tanto al hombre no quiere decir que tenga alguna culpa. ¿Qué es el capitalismo que ha triunfado en Inglaterra y Francia?- se pregunta el historiador- No es más que una forma de embrutecimiento y explotación del hombre».



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