Cultura: El desafío de ser la única concertista de piano en la Isla de Pascua



Teave comenzó a tocar el piano cuando tenía 9 años.
Gideon Long
BBC, Santiago


Imagínese por un momento que está en la Isla de Pascua en la Polinesia, en medio del Océano Pacífico.

Probablemente esté pensando en tortugas gigantes y en las enormes y misteriosas estatuas de piedra que salpican el paisaje.

Las posibilidades de que esté pensando en Bach, Haydn, Chopin o Rachmaninov son, digamos, tan remotas como la isla misma.
Pero para Mahani Teave, nativa de lla Isla de Pascua, estos compositores europeos son una inspiración diaria.
Teave comenzó a estudiar música clásica cuando era pequeña, pero, al cabo de un año, su profesora se marchó. El único piano de la isla se echó a perder, y la carrera de Teave parecía destinada a seguir el mismo camino.
Sin embargo su madre tenía otros planes: mudó a la familia a 3.700 kilómetros de distancia para que su hija pudiese continuar sus estudios de piano en la ciudad chilena de Valdivia.

Las limitaciones de vivir en una isla

Tras finalizar sus estudios universitarios, Teave se trasladó a Estados Unidos y a Alemania (donde vive ahora) para estudiar música. A sus 29 años, Teave es considerada como una eximia pianista.


Lejos de su ciudad natal todavía recuerda con añoranza los idílicos años de su infancia en la isla.
"Estaba en contacto constante con la naturaleza, nadaba en el océano, me trepaba a los árboles, corría libremente... Ojalá todos pudiesen tener una infancia así".
El problema es que en una territorio con una población que no supera los 5.000 habitantes la oferta cultural es limitada.
"No tenía la posibilidad de desarrollarme", recuerda. "Cuando llegó aquí la profesora de piano, su idea era retirarse. Pero llegó una niña que le dice: 'Quiero aprender piano. ¡Enséñame por favor!'. Y así fue como empezó todo. Yo iba a su casa y practicaba con ella durante varias horas al día".
"Cuando la profesora se fue, mi mamá pensó que era demasiado cruel dejar que los niños soñaran y después no dejarlos que cumplan su sueño. Entonces, decidió mudarnos a todos al continente".
Para Teave, reconciliar sus raíces polinesas con su amor por la música clásica europea no fue fácil.
"Son dos mundos totalmente diferentes", dice. "Pero cuanto más viajo, más me doy cuenta de que la gente es la misma, tiene los mismos sentimientos y los mismos problemas. Y lo mismo ocurre con la música. Tiene que ver con formas distintas de expresar las mismas emociones", agrega.

Orquesta juvenil




Dos décadas después de que se sentara por primera vez frente a un piano, Teave quiere asegurarse de que la próxima generación de niños isleños no tenga que enfrentar los mismos obstáculos que ella debió superar en los comienzos de su carrera.
Para ello fundó una escuela de música en la isla. Allí se dictan clases de piano y también de violín.
"La idea es añadir lecciones de violonchelo, guitarra y ukelele", cuenta. "Un hombre muy generoso se ofreció a donar un piano de cola".
La escuela cuenta con un plantel de profesores, pero su salario está garantizado sólo hasta fin de año. Teave está tratando de conseguir fondos para continuar más allá de 2012.
"Se ha demostrado que las orquestas juveniles tienen un impacto real en la sociedad. Si formas parte de una orquesta, aprendes a respetar al conductor, a escuchar a tus compañeros, a trabajar en equipo. Y esos son valores importantes".
"El índice de alcoholismo en la Isla de Pascua es muy elevado y uno se pregunta por qué. Yo creo que es por la cantidad de talento y energía desperdiciada".

Concierto

En estos días, Teave está realizando una serie de conciertos en distintas ciudades de Chile. Su repertorio incluye obras de Chopin, Beethoven, Liszt, Debussy y el Concierto para Piano y Orquesta en La menor de Grieg que tiene un lugar especial en su corazón.
"Fue el primer concierto que escuché en mi vida. Me encantó y todavía me sigue encantando", dice. "Siempre quise tocarlo y, cuando tuve la oportunidad de hacerlo aquí, me hizo muy feliz".
Después de Chile irá a Europa y desde allí iniciará una gira por Asia.
En diciembre tiene previsto regresar a la Isla de Pascua -a unas cinco horas en avión de Chile continental- para un concierto con sus nuevos alumnos de la escuela.
Según me cuenta, los isleños son naturalmente talentosos para la música, pero muchas veces no disponen de los recursos necesarios para desarrollar su talento. Incluso aunque tengan instrumentos, la mayoría de las veces tienen que aprender a tocarlos ellos mismos. Y los pianos, los violonchelos y los contrabajos son una novedad para ellos.
"La música es muy importante para la cultura de nuestra isla", aclara. "Si hay una guitarra o un ukelele en la casa, te aseguro que todos, incluso los niños más pequeños, saben tocarlo".





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