Roxana Kreimer «La biología interactúa con lo cultural, pero el feminismo lo ignora»
Cuestionadora de las posturas feministas dominantes, la filósofa sostiene que ya no existe tal cosa como el patriarcado y reivindica el libre pensar frente al tribalismo que nos lleva a adoptar las ideas del grupo
Por Daniel Gigena
Filósofa, doctora en Ciencias Sociales, creadora del Café Filosófico y crítica de lo que denomina el “feminismo hegemónico”, Roxana Kreimer (Buenos Aires, 1959) enriquece el debate público por medio de publicaciones en libros y revistas académicas y videos en su canal de YouTube. Desde el inicio de la pandemia, en internet suma seguidores y haters, por izquierda y por derecha. Es criticada tanto por feministas oficialistas como por libertarios y neoconservadores. “Es el precio que hay que pagar –dice, filosóficamente–. Por supuesto, hago muchos videos desmonetizados solo porque me interesan, pero YouTube es mi medio de vida en este momento. Es conmovedor, porque nunca antes mi trabajo se había divulgado ante tantas personas”. En su séptimo libro, El patriarcado no existe más (Galerna) expone sus argumentos basados en información pública para cuestionar aspectos –y conceptos, como queda claro en el título del libro– de la agenda feminista actual.
Para Kreimer, autora de La vuelta al mundo con filosofía. Reflexiones filosóficas sobre ciencia y vida cotidiana, el debate de ideas en la Argentina es “una muestra de nuestro tribalismo como especie, que fortalece los lazos con los que piensan igual a costa de cultivar la hostilidad con los que no lo hacen, a tal punto que a menudo si la idea a la que adherimos hubiera sido postulada inicialmente por el bando contrario, la consideraríamos absurda”.
–¿Cómo vive la pandemia y qué significados pudo darle a esta experiencia global inédita?
–La veo como una de las tantas consecuencias indeseables del mundo globalizado. Hubo quienes alertaron sobre esta posibilidad, en base a las amenazas previas de pandemias, pero no fueron oídos. Desde este encuadre resulta problemático que años atrás nuestro país no haya invertido más recursos para la creación de vacunas y para el tratamiento de los infectados. Podemos hacerlo de cara al futuro, así como disminuir la excesiva densidad poblacional en las grandes ciudades, diseñar espacios públicos con mayor circulación de aire y sancionar leyes para la gestión política de las pandemias, en especial cuando la libertad y la salud, dos derechos constitucionales, entran en conflicto. Cuando se inició la pandemia, dejé de hacer Café Filosófico y me dediqué exclusivamente a mi canal de YouTube, que había crecido mucho. Es mi fuente de ingresos desde hace más de un año.
–¿Cómo se aprende a lidiar con la incertidumbre en medio de este acontecimiento?
–Es útil diferenciar lo que depende de nosotros de lo que no, como sugerían los filósofos estoicos, concentrándonos en lo que está bajo nuestro control. Por ejemplo, en el desarrollo de nuevas habilidades: muchos nos hemos convertido de alguna manera en “pedicuros”, “plomeros”, “panaderos” y “expertos en comunicaciones a distancia”.
"Sigue habiendo perjuicios que afectan a individuos de ambos sexos, pero no se explican por la hipótesis del patriarcado sino por otras causas"
–¿Por qué sostiene que el patriarcado no existe más?
–En las sociedades occidentales modernas ya no existe esa estructura. Sigue habiendo perjuicios que afectan a individuos de ambos sexos, pero no se explican por la hipótesis del patriarcado sino por otras causas. Según el estudio más grande conocido, realizado en 134 países por Gijsbert Stoet y David Geary, allí donde el Índice de Desarrollo Humano es más alto, ellas están ligeramente mejor que los varones; y en los que el índice es bajo, que suelen ser los países más pobres, ellas están peor. En nuestro país la mujer alcanzó la igualdad jurídica, y hoy a menudo los perjudicados son ellos, cuando en diversos dominios se quiebra el principio constitucional de igualdad ante la ley. Ya hay abogadas que trabajan para que se extienda el concepto de legítima defensa hasta incluir el homicidio de un hombre dormido que agredió a la mujer en el pasado o para que se invierta la carga de la prueba en delitos contra la integridad sexual.
–¿Y la brecha salarial entre varones y mujeres?
–No se le paga menos a una mujer que a un hombre por la misma tarea: la brecha salarial no controla variables como la carga horaria de la jornada laboral. Ellos trabajan en promedio diez horas más por semana que ellas fuera del hogar, según datos del Ministerio de Trabajo, y las incrementan cuando se convierten en padres, y ellas trabajan más horas en el hogar, en particular cuando se convierten en madres. Cuando miden la brecha salarial, tampoco tienen en cuenta la transferencia de recursos de hombres a mujeres, algo de lo que brindo evidencia en mi libro. En estos casos hay división del trabajo en forma consensuada, y es discutible que deba existir una remuneración estatal por las tareas de cuidado, no así en los hogares monoparentales sin recursos económicos. No cuenta con respaldo empírico que a nivel estructural el sexismo impida a las mujeres ascender en la escala laboral: suele haber más jefas mujeres que jefes varones en los empleos en los que ellas están sobrerrepresentadas. La disparidad numérica en diversos oficios es producto de la libre elección de las mujeres. La diferencia es que ellas prefieren trabajos centrados en personas y en lo vivo, y los hombres, en objetos, tal como mostró Richard Lippa en diversos estudios. Por eso hay más mujeres que hombres en psicología, biología, veterinaria, traductorado o atención al público, y más hombres que mujeres en ingeniería, informática, mecánica, conducción de vehículos o en la música.
–¿Cuál es su meta a la hora de discutir con lo que llama el feminismo hegemónico?
–Busco brindar un encuadre científico al análisis de los problemas de hombres y mujeres. También, que no se ignore que los hombres padecen sexismo y desventajas, como cuando en los juicios de tenencia son perjudicados con falsas denuncias y la obstrucción del vínculo con sus hijos, mueren antes pero se jubilan más tarde, abandonan la secundaria el doble de veces que ellas para salir a trabajar, tal como muestra la encuesta sobre jóvenes que hizo el Indec en 2014, y padecen una alta tasa de suicidios.
"En un principio el #MeToo visibilizó la problemática del acoso, particularmente el laboral, pero invitó a las mujeres a denunciar en las redes sociales desde la violación hasta una mala noche de sexo, o una seducción torpe o no deseada"
–¿Qué consecuencias tuvo el #MeToo para la cultura global y, en el caso local, el movimiento NiUnaMenos?
–En un principio el #MeToo visibilizó la problemática del acoso, particularmente el laboral, pero invitó a las mujeres a denunciar en las redes sociales desde la violación hasta una mala noche de sexo, o una seducción torpe o no deseada. También alentó las falsas denuncias y confundió la figura de la denunciante con la de la víctima a partir de la consigna del “Yo te creo, hermana”, sin tener en cuenta que en un Estado de derecho todos son inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad. El movimiento NiUnaMenos contribuyó a divulgar el homicidio de mujeres. Destacó que matan a una mujer cada 23 horas, omitiendo que en el mismo período matan a nueve hombres, según datos del Ministerio del Interior y si incluimos los homicidios que tienen lugar en los ámbitos público y privado.
–¿Qué opina de la creación de un Ministerio de las Mujeres , Géneros y Diversidad en el país y del desempeño de ese organismo hasta ahora? ¿Fue consultada por funcionarios del gobierno nacional o de otras jurisdicciones?
–Considero acertadas sus políticas vinculadas a la población LGBT, a los pueblos originarios y a la legislación en torno al aborto, pero dudo que esto justifique los descomunales gastos que conlleva como dependencia pública. Sus logros parecen modestos: cotidianamente lo que muestran en sus redes sociales es que se reúnen con distintas personas. El único contacto que tuve con una funcionaria fue un mail en el que la titular de la Defensoría de Género de la ciudad de Buenos Aires, María Elena Naddeo, buscó intimidarme diciendo que consultaría si correspondía presentar una queja por mis declaraciones públicas, para acto seguido declarar que respetaba la libertad de expresión, algo que se contradice con su primer comentario. Le propuse dialogar en base a las investigaciones que presenta mi libro, pero no obtuve respuesta.
–¿Cuáles son los aciertos y los problemas del lenguaje inclusivo?
–No encuentro razones para discrepar con el lenguaje inclusivo, por ejemplo, con reemplazar “el hombre” por “el ser humano” o “la persona”. Hace tiempo que muchos espontáneamente preferimos el último término al primero. No comparto el argumento conservador de que la lengua sea una práctica inmodificable. Por el contrario, siempre ha sido dinámica.
–¿Por qué señala que el feminismo hegemónico se basa en ideas pseudocientíficas? ¿Cuáles son las ideas científicas que sustentan su perspectiva?
–Porque no explora hipótesis rivales a la tesis del patriarcado. Cientos de estudios científicos muestran que existen diferencias en las predisposiciones biológicas de hombres y mujeres. Esto hace que, por ejemplo, en promedio tengan intereses y ocupaciones diferentes. La biología no es un destino e interactúa con la cultura, pero importa, y el feminismo hegemónico lo ignora o lo rechaza.
–¿Advierte mayor interés por parte de la sociedad en la filosofía y su aplicación en la vida social y personal? ¿Cómo fue su experiencia con Café Filosófico?
–En los últimos años hubo un creciente interés por la filosofía respaldada por la evidencia y en particular por la filosofía experimental, que no está basada meramente en las intuiciones de los llamados “filósofos de sillón” sino que intenta combinar la indagación filosófica tradicional con la investigación empírica sistemática. Este encuadre es el que guió la mayoría de mis libros, el Café Filosófico que llevé adelante en Buenos Aires durante casi veinte años y el que procuro mantener actualmente en mi canal de YouTube.
–¿La cultura de la cancelación es un efecto no deseado de la corrección política?
–Básicamente la entiendo como una práctica en la que está ausente el principio de caridad para interpretar lo que se dijo y en la que el diálogo basado en argumentos es sustituido por el castigo. Cada época desarrolló prácticas para rechazar la divulgación de ideas reprobadas, eso no es nuevo, pero se torna necesario discutir dónde se traza esa línea. Por ejemplo, si hay un exceso de susceptibilidad, es cada vez más difícil cuestionar lo establecido o hacer humor.
"Para lidiar contra la incertidumbre es útil diferenciar lo que depende de nosotros de lo que no, como sugerían los filósofos estoicos"
–Entonces, ¿pensar con libertad es hoy una tarea difícil?
–Así parece cuando por el mero disenso las personas pierden su trabajo en los medios o en las universidades, algo que hemos observado en los últimos años. Por otra parte, se afecta el derecho al honor y a la dignidad mediante los escraches en las redes sociales.
–¿Existe una reacción conservadora por parte de las derechas en el mundo?
–Los datos flojos del feminismo y el quebrantamiento de garantías constitucionales en contra de los hombres sumaron adeptos a las corrientes conservadoras, libertarias y anarcocapitalistas de derecha. Esto hizo que muchos varones jóvenes apoyen a José Luis Espert. Parte de los votos de Vox y de Isabel Díaz Ayuso en España, y parte de los votos de Bolsonaro y Trump, provienen del rechazo a las arbitrariedades del feminismo. Es decir que el feminismo, que en general promueve un marco de izquierda a la hora de pensar la política, está logrando lo contrario de lo que se propone. Me identifico con una izquierda crítica, y creo que esa deriva reaccionaria de la izquierda, tal como la denominó Félix Ovejero, es sumamente peligrosa, así como lo sería para nuestro país el retorno de una política de privatizaciones y la preeminencia de la economía de mercado, una receta que ya nos condujo al desastre a comienzos de este siglo.
–¿Cómo observa el debate público en el país, signado por los antagonismos?
–Como una muestra de nuestro tribalismo como especie. Fortalecemos los lazos con el endogrupo, los que piensan igual que nosotros, a costa de cultivar la hostilidad con el exogrupo, a tal punto que a menudo si la idea a la que adherimos hubiera sido postulada inicialmente por el bando contrario, la consideraríamos absurda. Políticas menos personalistas como la suiza o regímenes parlamentarios en los que se tornan más necesarios los acuerdos con otras bancas parecen más propicios para centrar los debates en los proyectos y no en disputas tribales por tajadas de poder.
–¿Qué herramientas ofrece la filosofía para el buen vivir?
–Centralmente, las que nos permiten pensar mejor, buscando hipótesis alternativas, no aceptando ninguna sin evidencia suficiente, eludiendo las falacias lógicas y los sesgos cognitivos. Esta práctica nos previene contra el fanatismo y nos vuelve más tolerantes. La filosofía propone soluciones en torno a cuestiones de valor, éticas, y concibe formas de organización política que maximizan el bienestar general. También es un arte de vivir que nos permite sacar provecho de las circunstancias adversas.
–¿En qué trabaja actualmente?
–Investigo prácticas respaldadas por la evidencia que han mejorado la situación social de diversos países: el ingreso mínimo, recientemente implementado en España para evitar que los desocupados que quieren pero no pueden obtener empleo por períodos prolongados caigan en la indigencia, las cooperativas, formas de participación ciudadana horizontales, la descentralización de las ciudades. El proyecto “Ciencia en el parlamento” es una iniciativa que tiene como objetivo que la ciencia sea una de las fuentes de consulta en la formulación de propuestas políticas. Surgió en España y mi trabajo se inscribe en esa línea. Así como dediqué varios años a investigar los datos que maneja el feminismo, estoy haciendo lo mismo con el análisis de los datos que maneja el liberalismo económico, en particular los libertarios. El escepticismo es mi línea de investigación, aunque cambie el objeto de estudio.
Pensadora libre de corrección política
PERFIL: ROXANA KREIMER
■ Licenciada en Filosofía y Doctora en Ciencias Sociales, Roxana Kreimer nació en Buenos Aires en 1959. Comenzó a desarrollar en la Argentina la filosofía experimental, que utiliza los métodos experimentales en la investigación empírica de conceptos filosóficos.
■ Desde 2002 sus encuentros de Café Filosófico reúnen a una nutrida audiencia todos los fines de semana para reflexionar sobre temas filosóficos. Con la pandemia, continuó con su actividad a través de YouTube.
■ Entre otros libros, publicó Artes del buen vivir. Filosofía para la vida cotidiana; Falacias del amor. ¿Por qué anudamos amor y sufrimiento?; Desigualdad y violencia social. Análisis y propuestas según la evidencia científica; La vuelta al mundo con filosofía. Reflexiones filosóficas sobre ciencia y vida cotidiana, y El patriarcado no existe más.
https://www.lanacion.com.ar/ideas/roxana-kreimer-la-biologia-interactua-con-lo-cultural-pero-el-feminismo-lo-ignora-nid17072021/
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