Las voces del final de la guerra civil: Literatura de la diáspora
No todos los caminos llevan a Roma. Los caminos del exilio de 1939 llevan, en primera instancia, a la frontera francesa y pasan, muy a menudo, por la ciudad de Girona”. Lo escribe Maria Campìllo en la introducción del libro Girona, 1939: porta de l’exili. Escrits del final de la Guerra Civil , en una edición a cargo de Joaquim Nadal y Farreras que ha publicado L’Avenç.
El libro recoge a 36 testimonios escritos (un número que evoca no sabemos si por casualidad la fecha del golpe de Estado militar) sobre las experiencias vividas en torno al 4 de febrero de 1939, fecha de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad. Mayoritariamente son relatos de intelectuales, militares, políticos o ciudadanos republicanos y retratan una Girona destrozada por los bombardeos, hundida anímicamente y marcada por el silencio del miedo.
Y se complementan con unos pocos relatos de los vencedores cuando entran en la ciudad. Los refugiados que ya están camino de Francia dejan paso al ejército franquista y a la euforia de los vencedores. “Son textos –dice el historiador Joaquim Nadal– repletos de vibración patriótica, de vibración emocional, de sensibilidad a flor de piel expresada bajo varias formas literarias, rezuma la elevación de los sentimientos y de los ideales y la más estricta cotidianidad marcada por la constatación de las penurias y carencias más elementales y primarias”.
Hay también una cierta “literatura del remordimiento”, en palabras de Teresa Pàmies, cuando expresa el malestar por el descalabro del ejército republicano, por la falta de apoyo de las potencias aliadas, por las peleas internas entre los políticos. Lo expresa en un escrito un soldado que había sido campesino y lo volverá a ser y llora cerca del río mostrando el fusil sin balas. Una voz entre crítica y crédula. Y no es la única.
El tono general de los escritos es pesimista, lo es el de los intelectuales, pero también el de los mandos militares como Manuel Tagüeña o Vicente Rojo, que insisten en la idea del “ derrumbe”. La constatación es que “ sin combate alguno el enemigo entró en Girona” ( Tagüeña). Y que “un desorden perfecto reinaba en todos los aspectos de la organización y administración del Estado” ( Rojo). Los finales de las guerras se parecen (como el desplome reciente de Afganistán, podríamos añadir).
En la introducción, Joaquim Nadal repasa lo que fue la vida de la retaguardia en una ciudad como Girona. Problemas de abastecimiento, llegada masiva de refugiados (más dos mil) y bombardeos.. El corresponsal del Corriere della sera escribe: “Escribo en la Girona liberada, Girona ha caído. Escribo con los ojos llenos de humo y los ojos irritados, parece como si toda la ciudad estuviera quemando”.
Intelectuales, políticos y militares evocan a su paso por Girona la visión de una ciudad abatida y triste
También se recogen testimonios del bando franquista. Como el escritor Tomàs Roig i Llop, padre de Montserrat Roig, vinculado a UDC y la Lliga, que atraviesa Girona detenido junto a otros 1.500 hombres “políticos, delincuentes comunes y aquellos que siempre reciben la bofetada, entre los que me contaba”. Han llegado en tren y los llevan al Cullell (escenario de los Soldados de Salamina , de Javier Cercas).
Raimon d’ Abadal, abogado, amigo de Cambó, es uno de los líderes catalanistas conservadores que lo contemplan escéptico y distante desde el exilio de Roma. “Se ve que van más deprisa los unos al huir que los otros a avanzar. El pies para qué os quiero del pánico es más eficaz que el empuje del avance”.
La última parte del libro da voz a los ocupantes: Fernando Ors, Sánchez del Arco, Carles Fages de Climent... y Josep Pla. Es conocido el artículo del escritor de Llofriu en las páginas de este diario. Nadal reconoce que a diferencia de los otros tiene un tono más literario y menos chapucero y triunfalista. “Lo hace no sin mostrar un deje de tristeza, de nostalgia, que la literatura y la observación salvan siempre: en la Rambla, en el café Norat, el paso de la guerra no había dejado ni las cucharillas”.
El último testimonio corresponde a la carta que el escritor Carles Rahola envía a su familia desde la prisión de Girona horas antes de ser ejecutado. El 5 de febrero, el corresponsal de guerra Fernando Ors había escrito: “En el cementerio, junto a las tapias donde se hacían los fusilamientos, se rezará un responso por los mártires y héroes, y en la Santa Catedral Basílica se ofrecerá la primera misa en acción de gracias, por la liberación".
Un mes y diez días más tarde, en esta misma tapia, era fusilado Carles Rahola. “La euforia desmesurada de los que se quedaron recibió aquel día un golpe dramático en la conciencia colectiva y ciudadana. El exilio biempensante y conservador de 1936 solo sabía expresar la sorpresa y se mostraba displicente y ambiguo”, dice Nadal. Uno de los testimonios, el de Maria del Tura Roura Castanyer, joven olotense de 20 años, de raíces carlistas, explica que cuando entraban las tropas franquistas la multitud se dirigió hacia la catedral. “Allí, espontáneamente, se entonó el Virolai a la Virgen de Montserrat, de una manera tan profunda como nunca más creo haberlo escuchado”.
El asesinato de Carles Rahola el 15 de marzo de 1939 es todo un símbolo de la derrota de la democracia
Rahola es un símbolo. Fue uno de los 514 fusilados en las tapias del cementerio de Girona. Todo el drama queda reflejado en su reflexión final: “He dedicado lo mejor de mi alma a Girona; he cantado sus glorias; he trabajado constantemente por su cultura y su avance. ¿Y es ella la que me sacrifica, o permite, al menos, mi sacrificio?”.
Relatos de Guerra
El escritor Francesc Trabal evocaba la diáspora en una conferencia en Santiago de Chile en 1940: “Feia un fred terrible. Girona semblava una ciutat malalta que s’acabés de morir”. Es uno de los 36 testimonios, de los cuales ofrecemos una selección.
Dietaris i memòria de l’exili
(2002)
Josep Pou i Pagès
"Dilluns, 23-I-1939. A la ciutat hi ha inquietud. Les autoritats i els polítics celebren reunions i parlen en veu baixa. A entrada de fosc comencen a passar cotxes militars camí de Figueres. Molt d’ells carregats de dones i de maletes. L’ambient es torna feixuc i neguitós. Després de sopar he pogut parlar per telèfon amb els de casa. Potser és l’última vegada que hauré sentit la seva veu. Dormo inquiet, neguitós malgrat els hipnòtics”.
Els vençuts (1970)
Xavier Benguerel
“Gent i més gent afluïa de totes bandes. En vaig veure d’aferrats a la reixa que donava a l’esplanada de l’estació de tren, girats de cara als vagons buits de l’altra banda. Decantats en un mur, amb el cap inclinat sobre el pit, com si esperessin de la mort el repòs que la vida els negava. Una dona, amb les mans aplanades sobre el ventre botit, blanca, el cabell desfet, polsós, gemegava. Un home, descalç, es contemplava com estupiditzat les sabates (...) desclavades, brutes, lamentables. En un racó, una criatura rosegava un tros de pa, i una altra criatura, més petita, al seu costat, movia la boca i se la mirava amb enveja”.
Comisario de la Generalitat en Montserrat (1982)
Carles Gerhard
“La vetusta ciutat de les pedres glorioses, amb la seva alta catedral somiosa vora el Ter pacífic, oferia aquell dia, convertida sobtadament en seu oficial del govern de Catalunya, un aspecte desacostumat. L’animació hi era extraordinària, i la confusió, entre aquelles masses de gent que només hi transitaven, de pas cap a la frontera, i aquelles colles de funcionaris que cercaven locals per establir-hi llurs serveis, enorme. Pels carrers no hi havia manera de fer un pas (...) allò no era un govern, allò era una desbandada”.
Memòries de la revolució, de la guerra i de l’exili (1974)
Alexandre Deulofeu
“El camí sota la pluja és desagradable. Fa, a més, un aire molt humit. No estem encara refets de la caminada del dia anterior; a més s’ha acabat de perdre la poca disciplina que quedava i tothom puja dalt dels muls. Jo i el meu company ens ho anem alternant. D’aquesta manera i a dalt del mul vaig fer la meva entrada a Girona. No ens vam parar, sinó que continuàrem carretera de França enllà”.
Obres selectes i inèdites (1976)
Teresa Pàmies
"Girona era un manicomi: plena de forasters acorralats, de vehicles sense gasolina o per adobar, mancats de peces robades o trencades, de pneumàtics rebentats (...) A les majestuoses escales de la catedral, hi dormien infants i dones, entre els quatre cacigalls de l’èxode. Els carrers estrets de la part alta eren tan plens de militars en desbandada que hauria esta inútil buscar-hi desertors (...) No sabíem el noi del fusell sense bales i la capitana despistada que era jo, que el nostre vaixell ja feia dies que s’enfonsava, però la nostra ignorància ens permetia no esdevenir rates, les simbòliques rates de les causes perdudes”.
“Carta a Ángel Ossorio” (18-VI) Obras completas(1939)
Manuel Azaña
“Repetidamente le llamé la atención a Negrín. ‘El Museo del Prado –le dije en una ocasión– es más importante para España que la República y la monarquía juntas’. ‘No estoy lejos de pensar así’, respondió. ‘Pues calcule usted qué sería si los cuadros desapareciesen o se averiasen gravemente’. ‘Sí: un gran bochorno’. ‘Tendría usted que pegarse un tiro’, le repliqué (...) De la verdadera situación de todo ello no me enteré hasta que residí en Peralada. Debajo de nuestro comedor estaban los Velázquez. En un edificio anejo, otro gran depósito. Cada vez que bombardeaban en las cercanías, me desesperaba. Temía que mi destino me hubiese llevado allí para ver convertido el museo en una hoguera. Era más de cuanto podía soportarse. El del tiro hubiera sido yo”.
Romancillo del tercer año del paso de la frontera (1999)
Max Aub
“Ayer hizo tres años, / parece que fue ayer / cuando perdimos Gerona / y el primer senegalés / bayoneta calada, / nos hizo comprender / lo que iba de vencido / a dejar ya de ser. / Luchamos para que no hubiera campos, / luchamos por hacer / de España un país libre, / ni de éste, ni de aquél. / Ayer hizo tres años, parece que fue ayer.”
“Com vaig viure el meu 4 de febrer”
(Diari de Girona) (4/II/2009)
Enric Mirambell
“Per a molts gironins aquell era el dia de l’alliberament; però per a molts altres representava l’inici d’un llarg o potser definitiu exili o bé ser víctimes de la repressió.”
Retorno sentimental de un catalán a Gerona” (La Vanguardia)
Josep Pla
"Gerona produce una impresión tremenda. En la algarabía campamental de la población, salpicada de boinas rojas, sentimos una sensación de soledad y de abandono indescriptibles. La Gerona de nuestra juventud, la que conocimos y amamos tanto, tendrá dentro de poco un perfil, un espíritu, un alma distinta. Este arrasamiento actual, ¿qué formas de vida creará con el tiempo?”.
https://www.lavanguardia.com/cultura/20210905/7700016/literatura-diaspora-joaquim-nadal-girona-libro.html
Comentarios